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Ainara Lertxundi Kazetaria

El negocio de la muerte

El Buitre camina con prudencia y a cierta distancia de sus posibles «clientes». Pero su camisa «planchada, impecable, de color blanco» lo delata. Examina con precisión a los familiares de las víctimas, intentando distinguir entre tanto dolor a quien mejor mantiene la compostura. Es cuestión de esperar y de paciencia. A veces, logra divisar a su presa en tres cuartos de hora. Cuando lo hace, se acerca sigilosamente y, como haciendo un favor, le hace llegar una tarjeta de la funeraria que representa.

Así son los Buitres en Ciudad Juárez. Tal y como los describe la periodista navarra Judith Torrea en su libro «Juárez en la sombra», «van en busca de cadáveres para vender a sus familiares un servicio funerario lo antes posible. Trabajan en silencio, de incógnito hasta que sienten un tantito de confianza». Y, en ocasiones, lo hacen para varias funerarias.

A los Buitres no les falta clientela en una ciudad como ésta, donde el olor a muerte se cuela por cualquier esquina. En cuatro años, han muerto más de forma violenta más de 7.500 personas. Con tanta competencia, «los mejores son los que llegan antes a la tragedia. La estudian, se acercan con discreción y consiguen que los familiares los atiendan».

Conscientes de que nadie está libre de sufrir un asalto, de ser secuestrado o tiroteado en plena calle, los Buitres también van en busca de los vivos para venderle sus servicios, anticipándose a las malas noticias.

Y si la muerte se ha convertido en un próspero negocio en Ciudad Juárez, más lo es aquí, donde lo único que hace falta es tener una abultada cartera. Al dolor por la muerte de un familiar se suman una interminable lista de trámites burocráticos y el cumplir con el protocolo que marca la sociedad; la publicación de una esquela, en el alquiler de una sala de tanatorio para velar el cuerpo y recibir a las visitas, en un un donativo a la iglesia para que oficie el funeral, en varias coronas de flores.... En total, más de 4.000 euros.

La crisis sigue sin afectar a este sector que, ya por sólo su naturaleza, debería estar al alcance de todos los bolsillos.

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