Bastaron 18 días de manifestaciones, eso sí con un millar largo de muertos, para poner fin a 30 años de dictadura de Hosni Mubarak. Pero se necesitarán al menos 18 meses para que los militares que lo suplieron abandonen, oficialmente, el poder.

El Ejército se comprometió desde un inicio a devolver el poder a los civiles tras las elecciones presidenciales. Según el calendario avanzado esta semana, y que presenta un proceso que comenzará con el arranque de las elecciones al Congreso el 21 de noviembre y seguirá con las elecciones al Senado el 4 de marzo, los comicios no tendrán lugar antes de agosto de 2012.

Entre tanto, una comisión ad hoc elaborará una Constitución.

Nadie de los millones de manifestantes contra Mubarak hubiera imaginado aquellos días de febrero que el fin de la era Mubarak iba a ser seguido por una larga regencia militar.

El propio Ejército prometió entonces que la transición no duraría más que seis meses. Ya han pasado siete.

Los militares justifican el retraso en «las demandas de muchos partidos políticos y en la falta de estabilidad en el país».

Un país atrapado entre el plan de los militares de dejar todo «atado y bien atado» y las prisas de los islamistas Hermanos Musulmanes, bien organizados por todo el país, para medirse electoralmente. Y entre medias, los principales protagonistas de la revolución, atrapados en la tijera entre unos y otros.