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«Jean-Claude Carriére, de alguna manera, es mi padre»

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Juan Carlos Rulfo

Director del documental «Carriére, 250 metros»

Lo que comenzó siendo un encargo, terminó siendo un viaje apasionante. Fueron meses acompañando al guionista, escritor y director Jean-Claude Carriére en el encuentro con los lugares y las personas que han sido claves en su recorrido vital. El hijo de Juan Rulfo ha encontrado otro padre en el autor francés. «Lo llamo papá», reconoce.

Xole ARAMENDI | DONOSTIA

El estreno del documental coincidió con el 80 cumpleaños de Jean-Claude Carriére (Colombières-sur-Orb, Hérault, 1931) el pasado lunes. Tras escuchar cómo el público le cantaba «Zorionak» mientras apagaba la vela de la tarta con la que le sorprendió la organización en la sala de proyección, la fiesta de celebración del equipo se alargó hasta bien entrada la madrugada, muestra de la vitalidad del autor francés.

La cinta muestra a un hombre ávido de experiencias. La nostalgia del reencuentro con viejos amigos -Peter Brook, Milos Forman, Mary Ellen Mark, Raghu Ray- y paisajes clave en su vida -París, Nueva York, Toledo, Teherán...- se combina con el buen humor que lo caracteriza.

Carriére y Rulfo (México DF, 1964) han caminado juntos, de la mano. «Han sido doce semanas de rodaje y he terminado casi más cansado que él», reconoce sonriendo el realizador al tiempo que alude a «las dos rodillas nuevas» que tiene el autor francés y gracias a las cuales continúa caminando. «Lo bonito es el camino. Cuando llegas se detiene y mueres, de ahí la metáfora del pájaro; andar te mantiene vivo», dice.

250 metros separan la habitación de su casa donde nació del cementerio en el que descansará. «La misma pelicula me dio la pista del título. Puedes andar hasta donde quieras, pero la distancia de tu recorrido físico es muy poquito. Y él lo tiene definido. Su gran ventaja es la de saber `aquí nací y aquí voy a llegar', ya que muchos no lo sabemos... Él tiene claras cosas que son incertidumbre para muchos de nosotros», afirma.

El proyecto le llegó por encargo, «pero llegar a conocerlo ha sido fantástico» para Rulfo. No es una biografía, ni un reportaje, sino una aventura abierta. «Es muy buen actor y me pedía acción todo el tiempo. No era un personaje de documental, sino alguien dispuesto a contar una historia o buscar cómo improvisarla», cuenta.

Es la primera vez que Carriére se ha enfrentado a un proyecto que nació sin estructura ni guión previos y que fue tomando cuerpo mientras caminaban juntos a través del mundo. «El proceso ha sido muy libre, demasiado a veces, y estaba preocupado por la responsabilidad de tener todo en mis manos -reconoce-. Y él no quería tomar parte en eso».

Todo partió de las cartas que Carriére ha escrito para sus dos hijas contando sus experiencias. «El quería dejarles un regalo. En la película no se recoge ni una décima parte de todo lo que escribió. Son textos de 3-4 páginas referentes a cada país, con lo que si lo narraras de corrido sería un documental de tres horas sin dejar de hablar...», indica Rulfo.

El documental incide sobre la importancia de las raíces en la trayectoria vital del autor francés, convicción que comparte el propio Rulfo. De hecho, tras la muerte de su padre, el escritor Juan Rulfo, comenzó a indagar sobre la vida de su progenitor. «Todo lo que he hecho tiene que ver con las raíces, el origen. En mi primer documental comencé hablando de mi padre y me encontré con mi abuelo, a quien no conocí. Luego vino otra película sobre mi padre, otra sobre mi ciudad y ésta última, que trata sobre el mundo...», dice.

Carriére hace de anfitrión y de guía en la visita por el mundo y de alguna manera, suple la ausencia paterna. «Jean-Claude, de alguna manera, es mi padre. Si yo hubiese tenido a mi padre, hubiera querido que él me enseñara las cosas del mundo. Jean-Claude es el padre, el abuelo que quisiéramos tener todos. Le sigo llamando papá», confiesa Rulfo.

El rodaje ha sido un juego y el guionista francés, siendo juguetón, no podía dejarlo pasar. «Es un narrador que no se encierra en sí mismo. Lo dice en la película, se ve a sí mismo en la eternidad buscando historias que le hagan mejor; es así, cuando conoces historias te vuelves mejor», afirma Rulfo.

 
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