Una amistad interclasista
«Intouchables»
Mikel INSAUSTI
Eric Toledano y Olivier Nakache van a conseguir el mayor éxito de su carrera con su cuarto largometraje “Intouchables”, que es una comedia sobre la amistad interclasista, hecha para llegar al público de cualquier condición social. Supone una clara mejora con respecto a sus tres realizaciones precedentes, y ya demuestran un dominio de los resortes del género que les llevará lejos. El esquema argumental con el que juegan es similar al del clásico de Dino Risi “Perfume de mujer” y, al igual que en aquella ocasión, Hollywood va a querer adquirir los derechos del original europeo para el correspondiente remake.
La pareja de realizadores había tocado el tema de la conexión entre personajes distintos en su ópera prima “Y tan amigos”, donde un extrovertido Gérard Depardieu le enseñaba a relacionarse a un introvertido Jean-Paul Rouve. Aquel punto de partida lo han definido y contrastado todavía más en “Intouchables”, pues las diferencias entre los dos protagonistas son mucho mayores. Lo curioso es que, como guionistas, dicen haberse inspirado en una historia real. Esa capacidad para extraer el humor de situaciones reales ya aparecía en su segundo largometraje “Aquellos días felices”, película en la que recordaban de forma autobiográfica sus tiempos como monitores en campamentos de verano para estudiantes.
Pero “Intouchables” no sólo es su película más redonda, sino también la más divertida. La comicidad que se desprende de las caracterizaciones antitéticas de François Cluzet y Omar Sy ilustran los grises que pueden existir entre el blanco y el negro, haciendo que los polos opuestos se atraigan. Esta llamada a la integración de la multiculturalidad es posible gracias a que ambos se necesitan, y no porque uno esté en una silla de ruedas y sea dependiente. El rico tiene el dinero, pero el inmigrante la fuerza física que al otro le falta. Si sus respectivos alejados mundos se fusionan es porque el senegalés le aporta al francés la vitalidad y el cariño con los que un enfermo puede mejorar su calidad de vida. Ante ese gran valor moral, poco importa lo material, aunque nadie le hace ascos a un trabajo bien pagado.
