Dabid LAZKANOITURBURU Periodista
Abbas llega a la ONU a lomos de la revuelta árabe
Mas allá de la ya anunciada respuesta -el veto de Obama- a la solicitud formal a las Naciones Unidas para que reconozcan a Palestina como Estado, la iniciativa de la ANP de Mahmud Abbas se perfila como una apelación directa, y que podría ser la última, a la «comunidad internacional» -léase Occidente-.
Un SOS que llega, además, en un momento embarazoso para EEUU y sus aliados, embarcados en una política oficial -aunque interesada e injerencista- de apoyo a las revueltas árabes.
Tanto Hamas como grupos de la sociedad civil palestina han denunciado la falta de concreción de la propuesta de Abbas y recuerdan que los estados no nacen de anuncios solemnes de la ONU. No les falta razón -más, vista su experiencia acumulando en estos 60 años de resoluciones incumplidas-.
Pero la cuestión del hipotético Estado palestino es en este momento, secundaria. La Cisjordania troceada y la Gaza bloqueada no tienen a día de hoy capacidad alguna para ser nada... nada que no quiera, o se vea obligada a reconocer, Israel.
Y ahí está el nudo gordiano. Si Occidente mantiene su falacia de defender una negociación a dos -cuando dos no negocian si uno no quiere- y su falsa equidistancia -en realidad apoyo a la política de hechos consumados israelí-, Abbas volverá de vacío y confirmará su hace tiempo anunciada defunción política.
Y, lo realmente decisivo, los palestinos volverán a salir a la calle, esta vez con la esperanza de que no sean nuevamente traicionados por los, aún nonatos, nuevos regímenes árabes. Esos a los que Occidente dice apoyar.