Tras los errores arbitrales ante el Sevilla y el Granada
Indignados con los silbatos
Ibrahima, protagonista del gol válido anulado en el descuento, señaló que «habría que ver si esto se lo hacen al Barça o al Madrid».
Natxo MATXIN
Llueve sobre mojado. Osasuna podría haber sumado sendas victorias en sus dos últimos partidos, pero se ha tenido que conformar con otros tantos empates, todo ello gracias a los fallos arbitrales, algo que se está convirtiendo peligrosamente en una tradición y que ya ha provocado que el vestuario rojillo ponga el grito en el cielo ante tanta equivocación, casi siempre con el mismo perjudicado.
No es algo exclusivo de la escuadra navarra -el Zaragoza de Javier Aguirre también anda mosqueado tras anularle un gol legal a Hélder Postiga-, pero sí una tónica que se viene repitiendo en las últimas temporadas. En la actual, sólo han hecho falta cinco jornadas para que ya se hagan patentes las injusticias cuando se pita al equipo rojillo.
A falta de visualizar las imágenes por televisión, una vez finalizado el encuentro frente al Granada, las críticas de los futbolistas encarnados fueron más o menos tibias, en el sentido de que cualquiera podía confundirse. Sin embargo, la indignación creció ayer en Tajonar cuando se pudo ver repetida la jugada, dada la envergadura del error cometido por el asistente del colegiado cántabro José Antonio Teixeira Vitienes.
El desafortunado protagonista del lance, Ibrahima, no podía ocultar su estupor. «Ayer (por el domingo) le defendía, pero hoy (por ayer) me ha parecido totalmente injusto. Llevamos ya cuatro puntos que nos quitan los árbitros y habría que ver si esto le hubiese ocurrido al Barcelona o Real Madrid, pero como es Osasuna...», se quejó amargo.
«Me duele que esto suceda porque necesitábamos ganar y estábamos a punto de conseguirlo. Confío en que contra el Mallorca cambien de actitud los árbitros y tengan más acierto», confió el delantero africano, aunque dada la dinámica de los últimos tiempos no cabe mucha esperanza al respecto.
Ibrahima se lamentó, además, de la repercusión personal que podía haber supuesto marcar el gol de la victoria en el descuento «y por lo que suponía para el grupo en una jugada en la que liquidábamos el partido después de que ellos nos dejasen el balón y se metieran atrás esperando una oportunidad al contragolpe».
Ruptura de relaciones
En esta historia de desencuentros entre Osasuna y trencillas uno de los puntos más álgidos sucedió a mediados de enero de 2009 cuando, tras un arbitraje escandaloso de Pérez Burrull en el Bernabeu, en el que escamoteó dos penaltis a Juanfran, el presidente rojillo, Pachi Izco, decidió romper relaciones con el estamento arbitral, lo que derivó también en unas tensas relaciones con la Federación Navarra de Fútbol.
A ojos de algunos, la medida pudo resultar excesiva, pero la realidad es que causó efecto, no sólo en lo mediático, sino también en un mayor respeto por parte de los colegiados a la hora de juzgar a la escuadra encarnada. Cierto es que, a diferencia de aquel momento, Osasuna no está ahora mismo con el agua al cuello y éste es, del mismo modo, un factor muy importante a tener en cuenta.
De cualquier forma, la afición ya está con la mosca detrás de la oreja y, a buen seguro, que El Sadar de este próximo sábado estará muy atento a las evoluciones y decisiones del madrileño Velasco Carballo.
Pese a haber ganado dos encuentros y encontrarse en la parte media de la clasificación, las aguas bajan revueltas por Mallorca. Y todo es debido a la mala relación personal entre el entrenador, Michael Laudrup, y el máximo responsable técnico, Lorenzo Serra Ferrer.
Entre ambos ni se hablan -lo ha reconocido el propio míster a los medios- y se está esperando al menor contratiempo para descabezar al danés. Ello podía haberse producido de mediar tropiezo ante la Real, algo que no se produjo, pero una derrota en El Sadar unida a una mala imagen de los bermellones, podría desencadenar la tormenta.
Las discrepancias entre Laudrup y Serra Ferrer ya vienen de largo, a raíz de la confección de la plantilla, de escaso nivel para mantenerse en Primera, y la falta de nuevas incorporaciones en el mercado veraniego, todo ello mediatizado por los apuros económicos del club.
Precisamente uno de los pocos fichajes que se concretaron antes del inicio liguero, el del uruguayo Pablo Cáceres, no estará en el estadio iruindarra. El lateral izquierdo sufrió una rotura fibrilar de grado I-II ante los txuri urdines al filo del descanso y permanecerá, como mínimo, entre ocho y diez semanas en el dique seco.
Como ante la Real, lo más previsible es que su sustituto en Iruñea sea Sergio Tejera, internacional con España en categorías inferiores, criado en la cantera del Espanyol, posteriormente fichado por el Chelsea y propiedad ahora mismo del Mallorca. N.M.
El empate conseguido en Granada no dejó contento a casi nadie, tal y como transcurrió el choque, pero el punto obtenido por los rojillos en el nuevo estadio de Los Cármenes se puede considerar como histórico. Osasuna alcanzó con esta igualada los 1.200 puntos en Primera División en el que supuso su partido número 1.169 en la máxima categoría. La escuadra navarra se acerca así a la decimoquinta posición histórica, ocupada ahora por el Sporting.
No es una condición que resulte muy apreciada en una liga de tres puntos, pero de momento Osasuna es el rey del empate, junto con el Racing, que todavía no sabe lo que es vencer. Después de las tres jornadas disputadas, los rojillos llevan tres igualadas, los mismos guarismos que los cántabros. Además del empate cosechado ayer en Granada, los de Mendilibar empataron en su visita a El Calderón y frente al Sevilla en El Sadar.
