Mikel INSAUSTI

Se da por sentado que las películas de acción violenta que produce Luc Besson desde el viejo continente para competir dentro del mercado de Hollywood, abaratando costes, van orientadas hacia el consumo y no buscan ninguna otra consecuencia. “Colombiana” es, en efecto, un producto palomitero sin aparentes aspiraciones. Tampoco creo que sus responsables en la compañía EuropaCorp buscaran la polémica, pero se han metido en un buen lío del que les va a ser difícil salir. Las historias de venganza de la casa suelen utilizar el impacto del thriller políticamente incorrecto, sin disimular las actitudes xenófobas. En “Colombiana” se les ha ido la mano, y el descontento del público colombiano, que se siente mayoritariamente ofendido, puede hacerse extensible al resto de países de América del Sur. El escándalo se debe a la utilización por parte de una asesina a sueldo de la orquídea, que es el símbolo nacional de Colombia, bajo su denominación científica de Cattleya Trianae. Para colmo de casualidades, por si quedara alguna duda sobre la provocación implícita, la protagonista se llama Cataleya.

Más perdonables son las consabidas licencias de la ambientación, pues la película fue rodada en México y la parte del relato que, supuestamente, se desarrolla en Bogotá, carece de verosimilitud para sus habitantes y los extranjeros que conozcan un poco la ciudad y su clima. También se puede pasar por alto el extraño acento en la versión original de la actriz Zoe Saldana, que es de origen dominicano, o el del catalán Jordi Mollà como fácil estereotipo del mafioso colombiano. En fin, que tales detalles suelen carecer de importancia para los incondicionales del género, que buscan en “Colombiana” una continuación de las realizaciones de Luc Besson “Nikita” y “El profesional (Léon)”, y cierto es que Zoe Saldana no desmerece como niña transformada en una irresistible mujer de acción con respecto a sus predecesoras Anne Parillaud y Natalie Portman, muy bien secundada por el duro Cliff Curtis.