A Sarkozy se le estrecha el margen mientras el PS ve el camino cada vez más despejado
El fracaso cosechado en el Senado constituye una seria advertencia para Nicolas Sarkozy que, apenas siete meses antes de las presidenciales, comprueba cómo los peores augurios se van cumpliendo para su formación y su propia candidatura. Bien es cierto que la renovación parcial de la Cámara Alta no responde al criterio de sufragio universal propio de unas elecciones, ya que eran cargos públicos los llamados a esta cita, pero sí confirma una tendencia a la que al mandatario galo le va a resultar muy complicado dar la vuelta. Porque antes del Senado fue el turno de los comicios municipales y de los cantonales, y porque ocho de cada diez habitantes del Estado francés estima que las cosas, en el ámbito económico, van a ir «de mal en peor».
A efectos prácticos, la victoria del PS supone también un claro contratiempo para la mayoría que UMP tiene en la Asamblea Nacional, ya que los senadores podrán ralentizar algunas de las leyes que el Gobierno pretende implementar en los próximos meses. Unos meses que se antojan complicados para un Sarkozy que sólo puede depositar una mínima esperanza en los errores que puedan cometer sus adversarios.