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ANALISIS | elecciones al senado francés

Tras hacer caer la «regla de oro» el PS siente el Elíseo más cerca

La UMP se derrumba en el departamento que incluye al norte vasco, donde el PS progresa, y hasta rejuvenece gracias a la victoria de la senadora Espagnac, y el MoDem aguanta la ola rosa de la mano de Lasserre

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Maite UBIRIA Periodista

La izquierda, en el sentido más generoso del termino, ha sumado una victoria histórica al lograr una holgada mayoría en el Senado. Puede que, como dice Raffarin, «el ganador en setiembre no lo sea en mayo», pero la derecha aparece hoy más débil para dar la batalla por el Elíseo.

La izquierda en términos parlamentarios franceses se traduce hoy por la suma de los apoyos de que disponen el Partido Socialista, los Radicales de Izquierda, el Frente de Izquierda y los ecologistas-regionalistas de Europe Ecologie.

Ese vasto y no siempre bien avenido espectro es el que ha logrado arrebatar el Senado a la derecha con una holgada mayoría absoluta. El PS se atribuye la paternidad de un éxito sin precedentes en la V República, pero sin contar con las adhesiones de las formaciones antes citadas difícilmente podrá encarar la batalla mayor, la que en buena lógica debería situar a un líder progresista en el Elíseo el próximo mes de mayo.

Y en este sentido son significativas las declaraciones de la secretaria estatal de los Verdes, Cécile Duflot, saludando la «doble victoria» de la izquierda y de los ecologistas. Cuestión de hacer valer el resultado conseguido por estos últimos -que pasan de 4 a 10 senadores-. Los verdes buscan una competición inmediata en forma de modificación legal que les permita disponer de grupo propio en la nueva Cámara Alta. Y luego allanarán la alianza para la Presidencial.

Quien no precisa, de momento, de favores del PS es el Frente de Izquierda de Jean Luc Melénchon. El partido del ex senador del PS ha perdido dos escaños, pero esa pérdida no es tan significativa ya que el FG ha progresado globalmente en votos -aunque este factor no sea demasiado relevante en una elección encomendada a un selecto censo de »grandes electores»¯, y se ha asegurado con sus 21 escaños ¯20 de ellos comunistas¯ un grupo con voz propia en el Senado.

Una suerte de cohabitación con sabor a revancha. Tras conocer que la izquierda había derribado una «regla de oro», la que atesoraba la fidelidad inquebrantable de la «Francia rural» que predomina en el Senado a los valores conservadores, el ex primer ministro Jean-Pierre Raffarin evocaba otra «regla de oro», la que advierte de que «el ganador en setiembre no tiene por qué serlo en mayo». Sin embargo, en el día de la resaca dulce, los protagonistas de la victoria evocaban una idea más seductora : convertir el Senado en el talón de Aquiles de un sarkozysmo en horas bajas. De entrada, la Cámara Alta debería dar al traste con la pretensión de poner un techo a la deuda.

Mini-remodelación a la espera del anuncio de Sarkozy. La «regla de oro» en materia presupuestaria parece hoy una quimera. Por no hablar de las posibilidades de que goza la nueva mayoría de jugar al bloqueo presupuestario y de habilitar comisiones de investigación con las que agrandar el eco de los muchos escándalos que atraviesan al sarkozysmo. Pero eso es una revancha menor, ya que la auténtica revolución pasa por alcanzar en 2012 el Elíseo contando de antemano con el control del Senado. Una manzana del paraíso que no saboreó ni el propio François Mitterrand.

En lo inmediato, los resultados de las elecciones en el Senado obligaban ayer mismo a Nicolas Sarkozy a poner en marcha una mini-remodelación, toda vez que dos de sus ministros, Gérard Longuet et Chantal Jouanno, figuran entre los nuevos senadores. Sin embargo, la UMP necesita emprender medidas de mayor calado. Sin conocer todavía la dimensión de la debacle en el Senado, el ya citado Raffarin se sumaba al coro de voces que reclaman un pronunciamiento claro de Sarkozy sobre sus intenciones cara a las Presidenciales.

El presidente ha venido postergando su anuncio tratando de manejar los tiempos, pero habida cuenta de que la derrota en el Senado es la última guinda en un ciclo de malos resultados electorales que han debilitado gravemente la implantación institucional de la derecha, el golpe de timón parece urgente.

Algunos analistas barajan la posibilidad de que Sarkozy trate de arrebatar protagonismo a la elección del candidato socialdemócrata, dando a conocer su decisión en el tiempo mediático de las primarias del PS. El inusitado interés mostrado por la opinión publica en el debate televisado entre los «presidenciables» del PS habría encendido las alarmas en una UMP que, en un intento de minimizar el golpe, se consagraba en el día después de perder el Senado a maniobras de distracción.

La decisión de Gérard Larcher de perpetuarse a la cabeza del Senado, a pesar del cambio de color político de la Cámara, es un arma de doble filo: su maniobra puede aparecer como un intento de aferrarse al sillón a los ojos de una ciudadanía que, castigada por la crisis económica, es muy sensible a los excesos de poder.

Dejando a un lado los juegos, en la derrota de la derecha subyacen factores como el malestar creado por leyes como la reforma administrativa y territorial.

Victoria con bronca en el PS de Pirineos Atlánticos. Las leyes tendentes a debilitar el poder local pueden explicar en parte la derrota de la UMP en Pirineos Atlánticos, donde el PS saca dos senadores, Frédérique Espagnac y Georges Labazée, ambos bearneses, y el MoDem corona senador al navarro Jean Jacques Lasserre, contribuyendo con ello al statu quo logrado por los centristas en París.

La victoria del PS ha dado lugar a una polémica. La senadora saliente de Angelu, Annie Jarraud-Vergnolle, se mantuvo en la segunda vuelta sin ceder el puesto al aliado de EE-RPS, Saveur Bacho. Un gesto que la aleja del partido y que es revelador de que las inercias pesan tanto a la derecha como a la izquierda.

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