Me gusta el nombre de Amaiur. Tiene una referencialidad clara de la defensa de la independencia navarra frente a la invasión castellana cuando están a punto de cumplirse cinco siglos de la conquista.

Además, que una candidatura de unidad abertzale tome un nombre navarro va a provocar más de un sarpullido en las filas de UPN. Yolanda Barcina se encontró con el nombre después de volver a visitar Madrid para reunirse con el rey español. Por cierto, es Juan Carlos de Borbón quien besó la mano de Barcina y no al revés. Curioso protocolo.

Sólo ha habido dos cosas que a la presidenta de UPN le han preocupado últimamente. Una ha sido meter la tijera en los presupuestos, dejando a alumnos sin profesores, limitando los fondos que se entregan a los ayuntamientos y anunciando que no van a arreglar ni los baches de las carreteras. La otra ha sido «frenar a Bildu». Todo lo que hacía era para «frenar a Bildu». Si pactaba con el PSN era para «frenar a Bildu». Si se coaligaba con el PP también era para «frenar a Bildu».

Dicen que a Jaime Ignacio del Burgo se le revolvían las tripas cuando Batasuna tenía su sede nacional en el edificio IWER de Errotxapea y veía que todas las informaciones sobre la formación abertzale y las declaraciones de sus dirigentes aparecían en los medios de comunicación datadas en Iruñea. Barcina también ha justificado que UPN, pese a presentarse con el PP, se siente en el Grupo Mixto en Madrid para garantizar que «Navarra tenga voz propia en el Congreso».

Pues si se confirman las encuestas, UPN no tendrá más de un diputado en el Grupo Mixto y Amaiur tiene serias posibilidades de tener grupo propio. A más de uno se le va a abrir la úlcera cuando escuche defender los derechos nacionales de Euskal Herria desde la tribuna de la carrera de San Jerónimo en representación de una candidatura que toma su nombre de una localidad navarra. Y mientras, UPN tratando de justificar la cuadratura del círculo, como el vicepresidente Álvaro Miranda en el Parlamento navarro, cuando dijo que la autonomía fiscal sirve para decir que sí a lo que Madrid propone-ordena.