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Lotería

La financiación de los estados a base del dinero gastado por los ciudadanos en los juegos de azar o loterías es una práctica que se remonta a varios siglos. El Estado español, a través del actual gobierno en siesta, puso en venta parte de ese patrimonio económico con el intento de privatizarlo. En última instancia, aduciendo que se habían ofrecido cantidades insuficientes, dio marcha atrás, y de momento, se mantiene como estaba, se supone que hasta el 20-N que es el rubicón esperado por todos para seguir cometiendo todas las tropelías contra los logros sociales conseguidos en los últimos años.

Las loterías diversas, incluyendo el cupón de los ciegos, forman parte del paisaje televisivo. Además de poderse considerar como una ludopatía social generalizada e inducida por el propio estado, forman parte de una rutina diaria en muchas ocasiones, y de un hábito que en ciertos momentos del año se convierte casi en una obligación. Todos estos juegos de azar que tienen consideración de costumbre saludable, utilizan todos los medios para su promoción, pero especialmente la televisión como máxima plataforma de universalización para seguir recordando a la ciudadanía su existencia y lo que se puede conseguir jugando en ellas.

Es en los anuncios en donde se han ido aposentando en el imaginario colectivo, algunos de ellos de una trascendencia en el tiempo como el denominado «calvo de la lotería», aquel personaje que recorría las calles con aura de ángel repartidor de esperanzas económicas y se convirtió en algo tan intrínsecamente navideño como las burbujas doradas de una marca de champán o el vuelve a casa de un turrón.

La Once sigue siendo una empresa que nos aporta anuncios importantes, algunos históricos y otros todavía en marcha para sus sorteos especiales. Son precisamente los sorteos los que han perdido presencia televisiva, se emiten todos los días, pero parecen algo marginal, con un seguimiento muy escaso, a excepción del extraordinario del gordo, que es un acontecimiento social, mediático, un día televisivamente muy especial. Pues todo esto, ¿se perderá con la privatización? ¿Y por qué se privatiza algo que le da beneficios al Estado?

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