Los presos vascos han sido en los últimos días el centro de la atención política en Euskal Herria e incluso en todo el Estado español. El pasado 17 de setiembre, además de atención mediática, concitaron la solidaridad de miles de ciudadanos vascos en Donostia, en lo que supuso otro firme paso hacia el respeto de todos sus derechos en el recorrido que la iniciativa Egin Dezagun Bidea comenzó el pasado enero con un gigantesco paso. El fin de semana siguiente fue la adhesión de EPPK al Acuerdo de Gernika lo que llevó a los presos vascos a los grandes titulares, una noticia acogida con satisfacción por la gran mayoría de la sociedad vasca y valorada positivamente desde instancias gubernamentales. Y esta semana, el lehendakari de la CAV, Patxi López, proponía un acercamiento condicionado de los presos. Esa propuesta se encuentra aún muy alejada de las demandas de esta sociedad, pero es significativa por llegar después de un largo y provocador inmovilismo, y que revela precisamente la dificultad de mantener esa actitud cerrada. La movilización popular, la solidaridad y el compromiso con los presos aparece, así, como elemento clave para terminar con usa situación cada vez más inaceptable. El día 17 fue una demostración de ello pero, como ayer nuevamente se pudo comprobar, los últimos viernes de cada mes también son una buena ocasión de demostrarlo.