Cuando se acercan las elecciones para la presidencia francesa, Nicolas Sarkozy está pasando por el peor de su mandato, marcado por los reveses electorales, las encuestas adversas y los procesos judiciales que han hecho caer a colaboradores próximos, uno tras otro, en casos de supuesta corrupción, financiación ilegal o escuchas telefónicas.

En una inusual coincidencia, los semanarios franceses de este fin de semana describen el ambiente siniestro que amenaza a la mayoría de derecha con titulares como «El aroma del fin del reinado» o «Los coletazos del fin de una era».

La derecha, en el poder desde 2002, y bajo la presidencia de Sarkozy desde 2007, se prepara para vivir hoy otro momento doloroso. Jean-Pierre Bel (PS) debe hacerse cargo de la presidencia del Senado, como resultado de la humillante derrota electoral sufrida por la derecha. El Senado era desde 1958 un dominio exclusivo de la derecha, protegido por el método de reparto de voto.

Ante estos fracasos, la unidad de la mayoría hace grietas, y algunos de sus miembros han llegado a mencionar la hipótesis de que Sarkozy no concurra a las presidenciales del próximo mes de abril y mayo.