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PRIMERA Derbi Real-Athletic en Anoeta

Dominio del balón y trabajo metódico para el fútbol vasco

Montanier y Bielsa han supuesto una ruptura total con el juego y el estilo de las últimas temporadas. El argentino fue la primera opción que trabajó Aperribay.

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Joseba ITURRIA

El de mañana en Anoeta representará el debut en los banquillos de un derbi vasco de Philippe Montanier y Marcelo Bielsa, dos entrenadores con los que Real y Athletic han roto con el estilo y el modo de trabajo que tenían en las últimas temporadas. Han revolucionado Zubieta y Lezama y además han supuesto un cambio con el juego que tradicionalmente ha caracterizado al fútbol vasco.

El cambio se plasma en el terreno de juego en la aplicación de un estilo basado en el intento de dominar la posesión del balón, un juego elaborado que contrasta con la apuesta sistemática por el juego directo que caracterizaba a Joaquín Caparrós y Martín Lasarte.

Pero la revolución va mucho más allá de lo que los aficionados pueden ver en San Mamés o Anoeta. Los cambios son más apreciables aún en Zubieta y Lezama, que se han tenido que adaptar a un trabajo metódico que cuida hasta el último detalle y busca la mejora continua.

Bielsa, entre Real y Athletic

Tienen sus similitudes los métodos de trabajo de Montanier y Bielsa, y por ello el argentino fue el primer entrenador con el que se reunió Jokin Aperribay cuando el club empezó a pensar que se necesitaba un cambio con respecto a Martín Lasarte en busca de un perfil que al final encontró en el normando.

Bielsa llegó a venir a Anoeta a ver el partido que jugó la Real contra el Barcelona y mantuvo varias conversaciones con el presidente blanquiazul. El argentino había decidido volver a entrenar un club, algo que no hacía desde su corta etapa en el Espanyol en 1998, y valoró la posibilidad de hacerlo en la Real.

Bielsa no es un entrenador como otro cualquiera. Es una empresa que él capitanea y que ha movido, por ejemplo, cinco personas en su aterrizaje en Bilbo, sin contar otros trabajadores o técnicos de Lezama que colaboran con él en su trabajo diario. Tiene un asistente personal, Gabriel Aravena, de 60 años, que le acompañó cuando era seleccionador de Chile (2007-10) y que ha venido a Bilbo junto a Luis María Bonini (preparador físico), Pablo Quiroga y Claudio Vivas, sus ayudantes. Son cuatro personas que acompañan a Bielsa, que es el que los contrata. El club le paga una cantidad que podría superar incluso los cuatro millones de euros y él se encarga de pagar a su equipo y de cubrir cuestiones que necesitan para desarrollar su trabajo.

Este grupo de trabajo recibió la orden de Bielsa de realizar un análisis profundo de la Real, que incluía a los jugadores del Sanse y a la cantera en general. Con esa información Bielsa llegó a transmitir su diagnóstico a Aperribay, pero hizo lo mismo con otros clubes que habían contactado con él con la idea de contratarlo. Durante semanas su nombre circuló en la órbita de Sevilla, Inter y Athletic.

Al final las conversaciones entre Bielsa y la Real no fructificaron. Se extendió que el problema fue económico, por el coste de Bielsa y por los fichajes que supuestamente habría pedido. Pero desde el club blanquiazul se transmite que nunca se llegó a hablar de dinero, aunque eran conscientes de que la incorporación de su equipo iba a costar más de tres millones de euros.

Montanier, primer objetivo

La Real quedó gratamente impresionada del nivel de Bielsa, pero se marcó como primer objetivo el fichaje de Philippe Montanier a pesar de que tenía contrato en vigor con el Valenciennes. También se reunió con Paul Leguen y contactó con otra tercera opción que no llegó a salir a la luz pública y finalmente el club decidió concretar la primera opción del normando.

A pesar de que entre el club y el entrenador tuvieron que pagar 500.000 euros de indemnización, su fichaje ha sido mucho más económico que el de Bielsa y su perfil era el ideal para la Real, con características y una visión que encajaba con la filosofía del club.

Curiosamente, el diagnóstico de Montanier de la Real es casi idéntico al realizado por el grupo de Bielsa, sin que ninguno supiera lo que pensaba el otro. La única diferencia fue que el argentino expuso todas sus conclusiones de entrada y el normando las modificó conforme veía a los jugadores en el día a día en Zubieta.

Revolución en Zubieta y Lezama

Tanto Marcelo Bielsa como Philippe Montanier han roto con el sistema de trabajo en Zubieta y Lezama. Ambos son metódicos y minuciosos. El argentino ha llegado a dividir a sus jugadores en tres campos diferentes al mismo tiempo para hacer los entrenamientos. Sus colaboradores dedican mucho tiempo para llenar una zona del campo de chinos, conos, siluetas de jugadores, cintas y otros utensilios y tras un ejercicio de pocos minutos tienen que desmontarlo y preparar la zona para otro ejercicio. Se ayuda de ordenadores portátiles para enseñar a los jugadores los movimientos exactos que deben realizar en cada ejercicio y su objetivo.

En otra dimensión, Montanier también apuesta por un entrenamiento metódico y los objetivos son los mismos. Ejercicios para dominar la posesión del balón y el mismo deseo de recuperarlo lo antes posible. Además su llegada ha supuesto un cambio en los hábitos y la realización de obras para que los jugadores puedan comer en Zubieta, casi siempre, y descansar tras entrenar.

Los jugadores de la Real han acogido de buen grado los cambios porque disfrutan más con el balón de lo que lo hacían antes. Hasta agradecen poder comer en Zubieta tras los entrenamientos sin tener que preocuparse de las comidas.

En el Athletic el proceso no ha sido tan sencillo porque sus jugadores estaban acostumbrados a un tipo de fútbol que además les daba resultados, con un delantero ideal para ello. No es fácil cambiar de un día para otro ni el estilo de juego ni los hábitos de trabajo.

Por el momento los resultados y las sensaciones que han dado ambos equipos en Liga son diferentes y en Bilbo muchos se acuerdan de Joaquín Caparrós y en la Real pocos echan de menos a Martín Lasarte cuando ven a Illarramendi, Agirretxe e Iñigo Martínez. Al que echan de menos es a Montanier en el Valenciennes, que sólo lleva seis puntos tras la disputa de ocho jornadas, cifra que sólo supera los cuatro del colista Nancy.

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