Una misma escena se repitió ayer, principalmente a la tarde, en multitud de pueblos y ciudades de Euskal Herria: la de nutridas movilizaciones ciudadanas en demanda del respeto de los derechos más básicos de cientos de presos políticos vascos dispersados por la geografía carcelaria de los estados español y francés, respondiendo a la convocatoria lanzada por Egin Dezagun Bidea.

Esa reivindicación, extensible a los refugiados, se produjo en un momento político especial, después de la manifestación que reunió a 27.000 personas en las calles de Donostia el 17 de setiembre y una semana después de que EPPK anunciase su adhesión al Acuerdo de Gernika y el pasado domingo los ex prisioneros Jon Agirre Agiriano y Gloria Rekarte estamparan su firma en el texto.

Ayer, Egin Dezagun Bidea destacó la importancia del compromiso adquirido hace una semana escasa por EPPK, al querer así «tomar parte de manera activa en el nuevo escenario que entre todos y todas deseamos abrir en Euskal Herria. Las y los presos políticos vascos sufren actualmente la mayor violencia política de Europa -denunciaron-. Sin embargo, EPPK ha dado un importante paso al frente en favor de una resolución democrática. Un paso valiente, comprometido e histórico».

De ahí su exigencia, corroborada por la respuesta ciudadana en las calles del país, de que la política penitenciaria vigente pase «de términos de utilización y represión a parámetros de resolución democrática. Es algo -remarcaron- que debe producirse de inmediato, para que los derechos de presos y presas sean respetados y porque la mayoría de la sociedad vasca así lo exige».

Saludaron además la implicación de diferentes agentes y sectores para reforzar aún más si cabe esta reivindicación a través de la movilización social, tomando como último referente lo visto hace dos semanas en las calles de Donostia. En tal sentido, insistieron en la necesidad de que acabe la política de dispersión, al tiempo que son liberados los prisioneros con enfermedades graves, acabando con toda clase de ataques a éstos.

Nueva cita para enero

Egin Dezagun Bidea aprovechó esta nueva demostración movilizadora para recordar que ya se impulsa una gran manifestación para el próximo mes de enero. «Queremos que sea una de las mayores protestas de los últimos años. Para ello, vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos, ya que la situación así nos lo exige», señalaron.

Asimismo, esta iniciativa animó al conjunto de la sociedad vasca a que durante las próximas semanas y meses «multiplique, profundice y desarrollo compromisos» con el fin de acabar con el sufrimiento de los represaliados políticos vascos y sus familiares y allegados.

Dentro de las movilizaciones de ayer,por iniciativa de LAB, fueron muchos los trabajadores que también se concentraron en sus puestos de trabajo. Así, al mediodía, en Lesaka, 50 operarios de las plantas de Arcelor Mittal de Lesaka y de AMDS Processin de esta misma localidad y Legase se reunieron para reivindicar los derechos civiles y políticos de los prisioneros.

La víspera, Egin Dezagun Bidea presentó además en el pleno del Ayuntamiento de Basauri una moción para que el Consistorio se interese y tomase las medidas pertinentes para garantizar la salud de Txus Martín, preso gravemente enfermo y cuya vida corre serio riesgo de seguir en la cárcel.

El escrito no fue aceptado por el PNV, que ostenta la Alcaldía, que sí mostró su disposición a que el Consistorio pregunte a Instituciones Penitenciarias por el estado de salud de este vecino de Basauri.

Finalmente, un acuerdo plenario, respaldado por PNV y Bildu, salió adelante. Egin Dezagun Bidea avanzó que a partir de ahora estarán «atentos» a la hora de verificar si el Ayuntamiento se pone en contacto.

La situación de Txus Martín también motivó la aprobación de una moción en el Ayuntamiento de Arrankudiaga.

Villepinte

En el capítulo de vulneraciones de derechos, esta semana se ha conocido igualmente que los familiares de Ibon Goieaskoetxea, preso en Villepinte, no pudieron visitarle el pasado fin de semana y que éste acabó en una celda de castigo en un incidente con los funcionarios de la cárcel, cuya actitud ha sido tildada de «provocadora».