Con misas, ofrendas florales, concentraciones ciudadanas y un disculpa de la Policía, Ecuador recordó ayer la sublevación del 30 de setiembre de 2010, que amenazó con deponer al Gobierno. El jefe de Estado, Rafael Correa, insistió ayer en que hace un año hubo un intento de golpe de Estado y dijo que tiene «indicios de que esto se estuvo preparando con tres semanas de anticipación, que hubo policías manipulados, que actuaron inconscientemente en favor de los golpistas». Pero también hubo otros policías que actuaron «muy conscientemente, que estaban coordinados con fuerzas políticas de oposición y lo que pasa es que les falló el golpe», dijo Correa, que también acusó a los medios de comunicación.

Hace un año Correa acudió a un regimiento policial para tratar de dialogar con policías que protestaban, pero quedó atrapado en un hospital, rodeado de agentes sublevados. Además del secuestro del mandatario por casi 11 horas, la acción dejó 10 muertos y 300 heridos.

El comandante de la policía de Quito, Juan Carlos Rueda, en el mismo escenario donde hace un año comenzó la protesta policial, pidió disculpas públicas por los sucesos

Por su parte, la oposición abandonó el pleno de la Asamblea Nacional, para evitar debatir la resolución para estudiar los hechos. Según Correa existe un boicot en las investigaciones para determinar las responsabilidades del caso.