Floren Aoiz | www.elomendia.com
¿Nos vemos en Tafalla?
No sé si quienes pusieron en marcha hace ya unos cuantos años la ikastola de Tafalla pensaron alguna vez que la ciudad viviría una gigantesca fiesta por el euskera. Una más. Sin embargo, puede asegurarse que si no hubieran cometido entonces aquella «locura», nunca habría sido posible celebrar este Nafarroa Oinez 2011.
En la Euskal Herria actual no siempre es fácil reconocer la frescura y la energía de las primeras ikastolas. Los proyectos cambian y a veces se alejan bastante de su rumbo original. Son muchas las presiones, los chantajes, los riesgos. El desgaste es duro y se cobra sus facturas. Hay, incluso, quien piensa que aquellos tiempos de iniciativas populares son sólo historia. Pero en Nafarroa, en la zona oficialmente considerada no vascófona, una ikastola sólo puede sobrevivir manteniendo el espíritu pionero. Navegando contra corriente, ganando espacios, sumando apoyos y poniendo mucha voluntad donde a otros les basta con tirar de chequera.
En Tafalla la ikastola ha hecho mucho más. Ha ganado una batalla tras otra, logrando una gran referencialidad social. No por ello ha dejado de enfrentarse a enormes dificultades, pero ya no pelea por tener un huequecito y no morir, sino para liderar un cambio social y cultural.
Es triste que haya que enfrentarse a tantos obstáculos para defender nuestra vieja lengua. Pero también es ilusionante comprobar la enorme movilización que realiza nuestro pueblo en apoyo de su cultura y su idioma. Un descomunal auzolan hace posible esta hazaña y garantiza así que nuestro pueblo desarrolle músculo, algo imprescindible para una sociedad que aspira a ser dueña de su futuro y vivir en libertad.
En estas fiestas multitudinarias, que requieren del trabajo de tantas personas, se expresa el latido de un pueblo vivo, lleno de fuerza. Euskal Herria está viva y respira y transpira por todos su poros. Suda, se acalora, se agobia, pero no pierde el pulso.
Hay pueblos que se creen elegidos por los dioses, por la historia o para defender no sé qué civilización. El nuestro, en cambio, se ha elegido a sí mismo para encontrar su propio camino. Y ha aprendido que lo que no logre por sí mismo no va a caer de ningún cielo.
Si amas tu lengua, defiéndela. Ese es el mensaje de nuestra experiencia. Si necesitas un sistema educativo, créalo, de la mano de las instituciones, al margen o contra ellas, pero no dejes nunca de hacerlo. No será fácil, pero ¿quién dijo que lo fuera?
En un pasado no tan lejano,los abuelos hablaban euskara, los hijos sólo lo entendían y los nietos ya no lo conocían. Ahora, en Tafalla, muchos nietos hablan una lengua que sus padres apenas comprenden y que sus abuelos nunca hablaron. Es la lengua de su país, que pudo haberse perdido para siempre. La lengua que se hablaba en Tafalla hace no tanto tiempo, el idioma de tantos términos municipales y que tanta presencia tiene todavía incluso en el habla en castellano.
Es también la lengua que con tanto cariño han adoptado gentes llegadas de muchas esquinas del mundo. No formaba parte de su historia, pero ahora es tan suya como de cualquier otro nacido aquí. Porque el euskera nos une, crea país, integra. Así que nos vemos en Tafalla, ¿verdad?