Berlusconi supera la cuestión de confianza pero no la división interna
La victoria pírrica del Silvio Berlusconi en la moción de confianza en el Parlamento italiano, por un margen de quince votos, sólo prolonga la agonía de un primer ministro que todavía se debe enfrentar a las divisiones en el seno de su partido, al procesamiento en cuatro juicios, a las dudas que suscita Italia en los mercados y a una solvencia financiera del país constantemente cuestionada.
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El jefe del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, consiguió superar la moción de confianza en el Parlamento pero su futuro se ve socavado por las disensiones internas de su coalición, los problemas judiciales y una controvertida gestión de la crisis financiera. Berlusconi logró el respaldo de 316 votos frente al rechazo de 301, cuando se exige una mayoría de al menos siete votos de diferencia.
El primer ministro se felicitó de este resultado afirmando haber «desmontado las estratagemas de la oposición» que no votó el primer llamamiento nominativo de los diputados, esperando así hacer caer el quórum requerido e invalidar el escrutinio.
A pesar de algunas deserciones en las filas de la coalición de gobierno, el resultado concede un nuevo respiro al «Cavaliere», que controla el país desde 2008 en su tercer mandato en 17 años. Se trataba de la 51 cuestión de confianza que se Ejecutivo enfrenta en tres años.
«Agonía interminable»
Pero la imagen del Gobierno es de «agonía interminable» y de «crepúsculo», en palabras de editorialistas italianos que subrayan las discrepancias aparecidas en el seno de su partido, el PDL, en ex pesos pesados de la democracia cristiana y en la fragilidad de su aliado de la Liga Norte, que se enfrenta a una revuelta de su base electoral.
«La sensación es de un gobierno que continúa su camino sin aliento hacia el final y espera llegar a fin de año», opina Massimo Franco, analista político del «Corriere della Sera». A pesar del voto, Berlusconi tendrá que afrontar ahora las divisiones de su partido y las quejas del ex ministro de Desarrollo Económico Claudio Scajola, quien ha amenazado con irse de la formación si no se realizan «cambios sustanciales».
Asimismo, tendrá que resolver los continuos malentendidos que mantiene con el ministro de Economía, Giulio Tremonti, con quien discrepa sobre las medidas para impulsar la economía que reclaman las agencias de riesgo y sobre el sucesor de Mario Draghi al frente del Banco de Italia.
Berlusconi tendrá también que afrontar la división de la Liga Norte, liderada por Umberto Bossi, quien ha asegurado que el primer ministro irá a las urnas cuando él lo diga. Sin embargo, también en la Liga Norte hay diferentes corrientes, entre los que apoyan a Bossi y quienes piden un nuevo cambio en el liderazgo a cargo del ministro del Interior, Roberto Maroni.
Berlusconi ha visto caer su popularidad en setiembre al nivel más bajo de su historia (24%) después de semanas de vacilaciones de su gobierno sobre las medidas de austeridad presupuestaria, que han hecho subir los tipos de interés y caer la bolsa durante el verano. Las disidencias en el seno de la coalición han dejado una impresión de desorden, con consecuencias en la degradación de la nota de la deuda soberana italiana.
Involucrado en Milán en el proceso Rubygate por supuesta prostitución de menores, Berlusconi se ha visto afectado por otro escándalo sexual que data de 2008/2009, en el que dos hombres de negocios presuntamente le proporcionaron prostitutas para sus fiestas. Para Stefano Folli, del «Sole 24 Ore», Berlusconi jugó ayer «su última carta» con el fin de «durar aún algunos meses para luego ir a elecciones anticipadas en 2012, un año antes del final normal de la legislatura, manteniendo su alianza con Umberto Bossi».
Berlusconi se vio obligado a recurrir a la cuestión de confianza tras no haber superado una votación sobre las cuentas de 2010, un texto sin el que no pueden aprobarse los siguientes presupuestos ni adoptarse las medidas para relanzar la economía que Berlusconi anunció para la próxima semana.
La presidenta de la Asamblea del opositor Partido Democrático, Rosy Bindi, aseguro que la mayoría que mantiene Silvio Berlusconi, «se cae a pedazos», después de que haya superado de nuevo una moción de confianza por 15 votos de diferencia. Según Bindi, este resultado «sirve sólo para llegar a la próxima moción de confianza» y «el dato político importante es que la mayoría está dividida y la oposición está unida». Además, el líder del partido Italia de los Valores, Antonio Di Pietro, aseguró que la mayoría del Ejecutivo «es tan solo numérica, no política» y concluyó que el Gobierno «ya no existe». Por su parte, el líder del partido Unión de Centro, Pier Ferdinando Casini, señaló que si Berlusconi «piensa que 316 votos resuelven sus problemas» quiere decir que «estamos ante el último mohicano», bromeó. Casini se mostró convencido de que la convocatoria de elecciones «está cada vez más cerca» y subrayó que la «estrategia» de Berlusconi es «conseguir disolver las Cámaras en pocas semanas, cuando sea posible» y convocar elecciones «en los primeros meses de 2012». Entretanto, el Gobierno expresó su satisfacción por el voto de confianza conseguido. Berlusconi aseguró que la oposición «ha quedado en ridículo» y calificó de «atentado» el intento de boicotear la votación por parte de la oposición, que no llegó hasta la segunda llamada al voto. El ministro del Interior, Roberto Maroni, defendió que 316 votos, la mayoría absoluta, dan al Ejecutivo «un nuevo vigor», mientras que el ministro de Exteriores, Franco Frattini, afirmó que este voto «demuestra que existe mayoría suficiente» para gobernar. GARA
Tras la votación, los «indignados» que llevaban a cabo una sentada, lanzaron huevos contra el edifico del Parlamento gritando «¡vergüenza, vergüenza!» y recordando la movilización prevista hoy en Roma.