Al menos doce personas murieron ayer en Siria durante la represión de las manifestaciones contra el Gobierno de Bashar al Assad. Mientras tanto, en Ginebra, la alta comisaria de la ONU para los derechos humanos, Navi Pillay, dijo temer una guerra civil. Pillay afirmó que, después de siete meses, la represión ha dejado más de 3.000 muertos de los que 187 son niños.

Siguiendo el llamamiento de militantes de la oposición, miles de manifestantes salieron a la calle una vez más en una jornada que quiso rendir homenaje «a los hombres libres del Ejército que no matan a los hombres libres del pueblo que reivindican libertad», según la página en Facebook del grupo La Revolución Siria.

Las tropas desplegadas para impedir las protestas dispararon contra los manifestantes, matando siete en Dael así como una mujer y un niño en Inkhel, dos localidades de la provincia de Deraa, otro en Damasco y uno más en Alepo, según el presidente del Observatorio sirio de Derechos Humanos, Rami Abdel Rahman, que añadió que al menos cuarenta personas habían resultado heridas. En cambio la agencia oficial Sana negó la presencia del Ejército en Dael o que hubiera tenido lugar una manifestación y atribuyó las muertes a enfrentamientos entre «bandas armadas»

Paralelamente a las manifestaciones reprimidas, tienen lugar enfrentamientos entre militares y hombres armados en Sebqa, en la región de Damasco, y también hubo intercambios de disparos en Homs, según este grupo opositor.

Los grupos de la oposición relatan cada vez un mayor número de enfrentamientos entre soldados y desertores que, según ellos, rehusan disparar sobre los civiles, y han iniciado una lucha armada contra las fuerzas de seguridad. Afirmaron que al menos 25 militares murieron el jueves en estos combates en Derraa.

Cumbre árabe mañana

Por otra parte, las monarquías árabes que participan en el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) convocaron para mañana una reunión de urgencia de los ministros árabes de Asuntos Exteriores, según un responsable de la Liga Árabe que afirmó que el objetivo es «estudiar el desarrollo de los acontecimientos en Siria». El CCG precisó que la situación se ha deteriorado notablemente en el plano humanitario y que analizarán «medidas que pueden poner fin al derramamiento de sangre y parar la máquina de la violencia».