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Angelica lidell | dramaturga y actriz

«Me utilizo como si fuera basura. No me quiero ni me quieren, eso es todo»

Angelica Lidell nació en Girona en 1966. Licenciada en Psicología y Arte dramático, es una de los autores teatrales más valorados surgidos a partir de los años 80. En su obra refleja el lado más oscuro de la sociedad y de la psique humana. El sexo y la muerte, la violencia y el poder, la locura y el dolor son algunos de los temas recurrentes en sus creaciones.

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Idoia ERASO | BAIONA

En la página web de Angélica Lidell, inmediatamente después de su nombre viene escrito «hija de puta». Así es la actriz. Pero no se trata de provocación, es un sentimiento más profundo que se ve explicado en la selección de las palabras de Schopenhauer que vienen a continuación: «La vida es una cosa despreciable. He decidido pasarme la existencia pensando en ello».

Invitada por el festival Translatines estará en el teatro de Baiona mañana a las nueve con su espectáculo «Te haré invencible con mi derrota». En él relata la dolorosa muerte de una persona querida y su sufrimiento.

Lo mínimo que se puede decir de su actuación es que sorprende. ¿Se trata tan sólo de un personaje que muestra en el escenario o realmente forma parte de usted?

Trabajo con mi vida y con mi peor parte, eso me convierte en una especie de Jekyll y Hyde. Respeto el pacto social, en el escenario no. Eso no me convierte en un personaje, simplemente es mi parte mas oculta. Es más, trabajo con emociones que pertenecen al instante de la representación y las utilizo.

Tratándose de un espectáculo de emociones tan fuertes, ¿cómo vive usted el final de cada interpretación? Después de una vorágine de sentimientos tan fuertes, ¿como llega a la calma?

Nunca llego a la calma, lo peor viene después.

En sus actuaciones, sobre todo, nos encontramos con la soledad y el sufrimiento. ¿Teatralmente le parece más interesante que la felicidad y la alegría?

Hablo de lo que conozco.

Su sufrimiento síquico se ve reflejado en su cuerpo en este espectáculo. ¿Siente usted la necesidad de expresarse a través del cuerpo?

Mi cuerpo es mi escenario. Permito que la violencia pase a través de él.

¿Su cuerpo le permite mostrar todo lo que siente o ese dolor autoinflingido que vemos sobre el escenario sirve sobre todo para desacralizar la imagen del cuerpo y de la automutilación?

No hay sacralización sino todo lo contrario. Me utilizo como si fuera basura. No me quiero ni me quieren. Eso es todo.

¿Qué es para usted el teatro? ¿El cuerpo cobra mayor importancia que la palabra?

No, primero siempre es la palabra. El cuerpo la corrige.

¿Utiliza siempre sus vivencias para crear sus obras?

No siempre. Durante estos cuatro últimos años he convertido mi vida en un cuaderno de apuntes. De cualquier modo la dicotomía ficción-realidad cada vez me convence menos. Cuando trabajas con la ficción no te desprendes de tu visión del mundo ni de tus vivencias.

¿Piensa usted en el público cuando crea? ¿Busca intencionadamente impactar al público?

No quiero impactar al público. Intento que entren en conflicto con su propia realidad, que hagan un ejercicio de piedad, que identifiquen sus sentimientos con los sentimientos que les propongo. No busco enfrentamiento, sino identificación.

¿Qué relación crea con el público? ¿Le ha llegado alguna reacción por su parte?

El público como tal no existe, existen voluntades individuales que acuden a ponerse frente a una obra. No puedo registrar las reacciones de cada una de esas voluntades.

Ha interpretado sus obras en muchos lugares del mundo. ¿La interpretación que ha hecho el público de su trabajo ha sido diferente teniendo en cuenta su cultura? ¿En algún lugar se ha sentido mejor comprendida?

Voy desde lo personal a lo universal, por tanto no hay culturas que comprendan más o menos. Generalmente son los colegas de la profesión los que menos comprenden porque juzgan según prejuicios establecidos, porque se pasan la vida decidiendo lo que debe ser teatro y lo que no, porque le dan más importancia a la teoría que al alma humana.


 

DUALIDAD

«Trabajo con mi vida y con mi peor parte, eso me convierte en una especie de Jekyll y Hyde. Respeto el pacto social, en el escenario no»

PIEDAD

«No quiero impactar al público, intento que entren en conflicto con su propia realidad, que hagan un ejercicio de piedad»

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