No hubo juego fluido ni alegre. No hubo defensas asfixiantes y sí asfixiadas. No hubo un juego apasionante por parte del Bizkaia Bilbao Basket ante un Joventut que, vistos los nombres de sus jugadores y el juego que practica, ya no mete ningún miedo. Hubo, en cambio, demasiado sufrimiento. Y sin embargo, los hombres de negro enlazaron su segunda victoria seguida, y afrontan el estreno en la Euroliga, que se producirá el próximo viernes a partir de las 20.30 frente al Olympiacos, con todas las garantías.

Los chispazos evitaron el cortocircuito. Los chispazos de un D'Or Fischer que se ganó a los 8.022 espectadores que se dieron cita en el Bilbao Arena. El ex jugador del Maccabi y el Real Madrid sumó 12 tantos, 14 rebotes y hasta 6 tapones, en una actuación memorable. Fue, sin ninguna duda, el amo de los tableros y también, aparte del jugador más valorado -igualado con el verdinegro Obasohan-, el más constante y quien mejor mantuvo la concentración.

Por otro lado, los chispazos de Banic y Mumbrú, que con nueve puntos por cabeza en el último cuarto desnivelaron una balanza excesivamente equilibrada. El ala-pívot croata mostró muy buena mano desde media distancia y mucho temple a la hora de finalizar las jugadas cuando más apretaba la Penya, mientras que el alero badalonés dio un clínic de juego al poste bajo y, aunque cometió demasiados errores -perdió 4 de los 16 balones de su equipo-, supo leer el juego correctamente y aportar lo que cada momento exigía el choque para amarrar una victoria que nadie habría sospechado que iba a costar tanto.

Ciertamente, las inercias existen e influyen. Esto es, el Joventut sólo había perdido en una ocasión en sus visitas a la capital vizcaina, y siempre se ha mostrado competitivo frente a Bilbao Basket. A pesar de haber ido perdiendo estos últimos años a demasiados puntales -Rudy Fernández, Ricky Rubio, Ribas, Barton, Franch, Bogdanovic, Jasaitis, Hosley, Robinson, McDonald...- y de tener las importantes bajas por lesión de Pere Tomàs y Henk Norel, con la llegada del dúo Salva Maldonado-José Ángel Samaniego se está sabiendo reinventar y, aunque parece que su lucha en esta Liga no tendrá nada que ver con la que va a librar Bizkaia Bilbao Basket -es decir, que resultará extraño verlo entre los ocho primeros clasificados-, ayer se mostró sólido y competitivo.

Obasohan, imparable

Su competitividad y garra tienen ante todo un nombre propio: Derrick Obasohan. El alero texano fue líder anotador y espiritual de la Penya, con 22 puntos -5 aciertos de 6 lanzamientos de tres- y 25 de valoración. Desde luego que no le tembló la muñeca a la hora de jugársela desde la larga distancia, básicamente porque este Joventut vuelve a vivir y morir más allá de la línea de 6,75 metros.

Junto con el alero estadounidense, hombres como David Jelinek, que con 11 tantos repetía su buena actuación de hace un año en Miribilla, o Pooh Jeter -éste demasiado obcecado en el tiro-, amén del pívot Latavious Williams o un muy intermitente Fede Van Lacke, el Joventut no sólo se mantuvo siempre cerca en el marcador -su máxima desventaja fue de 10 tantos, 27-17, al inicio del segundo cuarto, una brecha que salvarían antes del descanso-, sino que llegó a ponerse por delante, 63-64, mediado el último período.

Sólo entonces apareció el dúo Banic-Mumbrú para traer un poco de calma y lógica al encuentro con un parcial de 9-0, a la postre crucial. Los de Salva Maldonado siguieron mordiendo, y de la mano de Jeter, Jelinek y Van Lacke estrecharon el cerco hasta un 74-72 preocupante.

En la última jugada importante del partido, Aaron Jackson, que no anduvo especialmente fino, pero que al menos supo ponerse en un segundo plano para beneficio de sus compañeros, penetró con decisión, atrajo una ayuda interior y abrió para Banic que, desde cuatro metros, anotaba una suspensión que decidía el duelo. Con el partido casi perdido, Jeter erró un tiro a la desesperada, y Jackson remató desde la línea de tiros libres.

A falta de mayor regularidad, los hombres de negro supieron aferrarse al encuentro y sacarlo adelante gracias a los chispazos de calidad que evitaron el cortocircuito ante el Joventut.