GARA > Idatzia > Ekonomia

INICIATIVA EMPRESARIAL

Bodegas bajo el cantábrico que, además, regeneran la biosfera marina

Experimentación vinícola y cuidado del medio ambiente se han dado la mano en uno de los proyectos más ambiciosos de la empresa bilbaína «Bajoelagua factory». Los caldos son sumergidos a unos 15 metros de profundidad en contenedores de hormigón y hierro, que, además, forman un coral artificial, ayudando a generar vida en el fondo marino.

p018_f02.jpg

p018_f03.jpg

Mikel PASTOR

¿Qué tienen en común una copa de vino y la conservación de la biosfera marina? Podría parecer el inicio de un chiste, pero, por surrealista que parezca, se trata de un proyecto que está desarrollando en los dos últimos años la empresa bilbaína Bajoelagua Factory en aguas de la bahía de Plentzia.

La empresa, especializada en productos y seguros relacionados con el mundo submarino, y que funciona únicamente a través de internet, decidió hace un par de años dar una vuelta de tuerca a su oferta, dado que lo ofrecido hasta la fecha estaba empezando a dar muestras de agotamiento.

Los responsables de la empresa se pusieron manos a la obra en busca de un nuevo proyecto que, por una parte, tuviera cierto tirón y enganchara a nuevos clientes y, por otro, mantuviera esa filosofía de respeto hacia el medio ambiente marino, seña de identidad de la empresa del barrio bilbaino de Sarriko.

Mediante informaciones de terceros, Borja Saracho, gerente de la empresa, se enteró del proyecto de bodegas submarinas, y tras madurar la idea, decidió dar luz verde a un proyecto innovador, pero con todos los visos de convertirse en una apuesta muy interesante a medio-largo plazo.

La propuesta cuajó rápidamente entre los trabajadores de Bajoelagua, y tras algunas negociaciones con distintos gobiernos municipales, finalmente fue Plentzia la elegida después de alcanzar un acuerdo «rápido y satisfactorio» con el consistorio de la localidad de Uribe Kosta, en palabras de Saracho.

Espacio protegido

El espacio elegido fue un lugar apartado y protegido, en el que están prohibidos tanto la pesca como el submarinismo, para ayudar a generar vida alrededor de las inmensas bodegas de hormigón y hierro. Este tipo de construcciones, debidamente limpias y desinfectadas, ayudan a proteger a los seres vivos marinos de las fuertes corrientes, convirtiéndolas en un hogar de lujo para la vida bajo el agua. Por eso es frecuente que algunos gobiernos hundan deliberadamente grandes barcos o portaaviones en desuso en lugares con poca vida submarina con el objetivo de generar biosfera mediante la creación de arrecifes artificiales.

Los resultados no se hicieron esperar. A los pocos días de la inmersión, los primeros organismos, en forma de algas, empezaron a establecer sus colonias alrededor de los grandes bloques de hormigón, aprovechando la naturaleza porosa de éstos. La regeneración marina ya estaba en marcha.

En palabras de Anna Riera, bióloga de Bajoelagua Factory que ha estado observando mediante cámaras submarinas todo el proceso, «la generación de vida alrededor de los tanques ha sido la estimada en los estudios a los tres y a los seis meses de la inmersión». Sin embargo, Riera todavía no sabía la sorpresa que le esperaba.

A los 7-8 meses, la explosión de vida alrededor del arrecife artificial empezó a ser asombrosa. Nécoras, moluscos de toda clase, bancos de peces de muy distinta condición, especies de algas no vistas hasta entonces... Riera, alucinada ante semejante demostración del poder de la naturaleza, confesaba que «se han superado las mejores previsiones que manejábamos. Se podía esperar un buen resultado, pero tanta vida...es asombroso». Y ciertamente, se ha producido tal metamorfosis que los tanques de almacenaje de botellas ya son prácticamente invisibles bajo el manto de algas y peces.

Un tesoro bajo el mar

Entrando de lleno en el terreno enológico, los caldos que han envejecido bajo las aguas de la bahía de Plentzia fueron presentados el pasado martes en el Museo Marítimo de Bilbo. Se trata de unos vinos que presentan unas características especiales, gracias a la excelente conservación que posibilita su maduración bajo el agua.

Los caldos, que ya se encuentran a la venta y se distribuirán por todo el mundo (más de cuatro mil botellas), han sido bautizados como «Robinson Crusoe Treasure», en alusión al famoso personaje de la novela de Daniel Defoe. Precisamente, «treasure», un tesoro, es lo que, en palabras del gerente, adquiere todo aquel que se hace con una botella submarina, «porque no sólo estamos comprando un buen vino, sino que, al mismo tiempo, estamos generando biosfera submarina».

Por eso, con la compra de esta botella, se incluyen ciertos «derechos» materializados en un título que el comprador recibe y que posibilita realizar inmersiones submarinas a los tanques de Plentzia, paseos en barco, posibilidad de seguir la biosfera mediante cámaras acuáticas... Esto es, se le hace participe del proyecto, convirtiéndose en miembro de pleno derecho del «Club Crusoe».

 

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo