Frankfurt cierra su Feria después de negocios, premios y denuncias
La Feria del Libro de Frankfurt llegó ayer al final de su edición 2011, en la que la discusión sobre la convergencia mediática y la digitalización ha estado mezclada con el negocio editorial tradicional.
GARA | FRANKFURT
Frankfurt ha sido estos días la capital mundial de la literatura pero ayer le tocó cerrar sus puertas hasta el año que viene. Nuevas publicaciones, mercado para los videojuegos, y el Premio de la Paz han sido el menú de esta feria literaria, la más grande del mundo.
La novedad este año ha sido la presencia masiva de empresas que tradicionalmente poco o nada han tenido que ver con el mundo del libro, como algunos productores de juegos de ordenador. Y es que la búsqueda de nuevos formatos para vender historias parece que ha sido uno de los focos de la feria, como muestran una versión de «El gran Gatsby» de Scott Fitzerald como juego de ordenador. Éste se ha considerado como un ejemplo de las posibilidades de multiplicar las ventas de derechos en diversos formatos.
Otra de las actividades que se llevan a cabo en la feria es buscar a nuevos editores. Es el caso del proyecto Aladin, un programa cultural iniciado por la Fundación para la Memoria de Shoah, que fue a Frankfurt para buscar a un editor árabe y un iraní para publicar nueve obras sobre el Holocausto traducidos por primera vez en árabe y farsi.
Este proyecto, lanzado en 2009, quiere «hacer accesibles a los lectores árabes e iraníes los conocimientos sobre ciertos hechos históricos», más precisamente el exterminio de los judíos por los nazis durante la Segunda Guerra mundial, explicó Anne-Marie Revcolevschi, presidenta del proyecto. Se trata de obras históricas como «La destrucción de los judíos de Europa» de Raul Hilberg, «Si esto es un hombre» de Primo Levi, o «El diario de Anne Franck», entre otros.
Mirada política
Sin embargo, no todo en Frankfurt es literatura. El informe del PEN Club sobre la persecución de escritores y periodistas es uno de los rituales con el que cada año la organización trata de que la feria mire hacia el destino de intelectuales perseguidos. Y es que según las cifras del PEN, en 2011 han sido asesinados al menos 54 escritores o periodistas -hay una cifra oculta que puede ser más alta- y 111 están secuestrados o desaparecidos.
La mayor parte de los asesinatos, según dijo el secretario general del PEN en Alemania, Dirk Sager, han ocurrido en México, sin embargo «los países europeos no son inmaculados», y Sager se refirió a la situación en Hungría donde, dijo, el gobierno actual no parece tener mayor aprecio por la libertad de expresión.
Por otro lado, el premio de la Paz de los Libreros Alemanes que se otorga cada año, ha recaído en el escritor argelino Boualem Sansal, quien se mostró en la ceremonia de entrega de ayer convencido de que los intelectuales árabes pueden ser símbolos de la resistencia contra la opresión, independientemente de la difusión de sus libros.
«Nuestros libros sólo se venden y se leen en el extranjero, pero las ideas circulan, y es importante para la gente saber que hay personas que luchan por la democracia», dijo Sansal.