Es una de esas jugadas que le exige al futbolista habilidad y rapidez para, con el balón en movimiento, resolver una situación en la que con perfil cambiado, y en lugar de utilizar su `pata de palo' para impactar el balón, decide pasar su pierna hábil por detrás de la de apoyo para golpearlo con su pie dúctil. Si bien dista de ser universal, la denominación más aceptada para este detallista movimiento es la de `rabona', y recientemente recuperó protagonismo gracias al delantero argentino Matías Urbano, quien en agosto anotó dos golazos así en partidos consecutivos para Unión San Felipe de Chile.

El nombre `rabona' para describir a este movimiento data de setiembre 1948, y se debe al título de una nota que le dedicó una revista deportiva argentina a un gol marcado por Ricardo Infante, de Estudiantes de La Plata: «Un Infante que se hizo la rabona». En Argentina, la expresión `hacerse la rabona' se usa para referirse a aquellos estudiantes que faltan a la escuela sin el consentimiento de sus padres. Como además `infante' es sinónimo de niño, el título describía a la perfección cómo el joven futbolista, de 24 años en ese entonces, había resuelto con un acto de rebeldía un balón que le había quedado para su pierna menos hábil. «Entró en un ángulo, pero jamás pensé que iba a ponerla allí», decía el propio aludido en 1998, al cumplirse 50 años de su jugada.

Pero no existía la televisión por ese entonces para difundir por todo el mundo aquel detalle técnico y por eso en Italia se considera a Giovanni Roccotelli como inventor de la jugada, aunque con otro nombre y 30 años después.

Roccotelli alcanzó notoriedad en enero de 1978, cuando le sirvió para asistir a su compañero Giacomo Tafuro en un gol del Ascoli contra Módena. En 2007, lo recordaba así: «En Bari, en los años 50, tener un balón era un privilegio. Un día, jugando en la calle, la pelota me quedó para la izquierda, y no me pregunté por qué preferí pasar la pierna derecha por detrás para golpearla. La llamamos `incrociata', que es cruzar algo, como piernas o brazos». Roccotelli asegura que el mismo Pelé lo reconoció por ese movimiento en los años setenta. En Brasil, no obstante, se lo conoce como `chaleira' (tetera) o `letra' (letra), aunque es imposible afirmar fehacientemente la razón de esas denominaciones en una tierra que ha dado cultores de ese movimiento como Rivaldo, Jardel o Robinho.

Y hasta la falsa rabona

Uno de los futbolistas que transformó a la `rabona' en un recurso eficaz fue Claudio Borghi. Campeón mundial con Argentina en México 1986 y actual entrenador de la selección de Chile, el Bichi no escondió la razón de su uso. «En mi caso, fue un defecto que se transformó en virtud, ya que no tenía zurda. Pero lo lindo es que la pelota vaya donde uno quiere porque sorprende. Y como toda jugada inesperada, causa problemas al rival», afirma quien creció viéndolo al genial Diego Maradona hacerla en Argentinos Juniors. El Pelusa la solía hacer para dar magistrales pases, pero no se le conoce ningún gol así.

Porque está claro que una `rabona' bien ejecutada puede dejar una marca indeleble. Si no que lo diga el brasileño Edú: «En 1991 jugaba en el América de Méjico y la entrenaba constantemente, pero nada. Hasta que me salió una espectacular en forma de centro para que mi compañero Toninho hiciera un gol en un clásico contra el Cruz Azul ante 110.000 personas. Todavía me la recuerdan».

También puede tener consecuencias impensadas. En 2007, el día de su debut en el IFK Goteborg sueco, el peruano Andrés Vásquez convirtió una `rabona' desde el vértice derecho del área rival, diana que le permitió ser conocido en su país y hasta una eventual convocatoria con la selección. Algo parecido le sucedió más recientemente al kuwaití Fahad Al Enezi, cuya ejecución en un amistoso internacional ante Arabia Saudí le sirvió como carta de presentación para su llegada al Al Ittihad saudita.

La jugada, incluso, ha tenido un derivado: la `falsa rabona'. El movimiento es similar, pero en vez de golpear el balón, el objetivo es distraer el contrario para continuar con el regate en velocidad. Genios como Ronaldinho o Cristiano Ronaldo suelen sacar provecho de ella.

Lo malo, cuando no te sale

Sin embargo, vale aclarar que fallar en el intento de una rabona puede ocasionar bromas pesadas, como le pasó al australiano Nick Carle o al inglés David Dunn. Mientras que el primero quedó desparramado contra la línea de fondo en un encuentro ante Uruguay, el segundo, jugando para el Birmingham, tropezó en pleno derbi frente al Aston Villa. Ambos, claro está, formaron parte del no top-10 de los noticieros deportivos...

La clave para volverse un especialista en la rabona, probablemente, esté en la conclusión final del consejo del mítico Gerd Müller: «¡Entrénala día tras día y trata de no romperte la tibia en el intento!».