«No Siesta es una vía excepcional de mixto que se ha convertido en referencia, no solo en las Grandes Jorasses sino en todo el ámbito de los Alpes, tanto por su belleza como por su dificultad. Más de 30 largos sostenidos, y, como su propio nombre indica, sin oportunidad para tomar la siesta». El que así se expresa es Robin Revest, un alpinista francés que, aprovechando la bonanza del tiempo y las buenas condiciones de la ruta, ha repetido hace escasas fechas la vía junto a Christophe Moulin y Jérémy Stagnetto.

Y, cómo no, las palabras del francés también se las han hecho suyas otros tres alpinistas vascos que también han escalado recientemente la «No Siesta»: Mikel Zabalza (junto al oscense Manu Córdova) y la cordada de Mikel Saez de Urabain y Kepa Escribano.

«No Siesta» es una vía que cualquier alpinista de nivel siempre la tiene en su lista. Sólo falta el momento, el tiempo y las condiciones. Y es que esta línea cumple a rajatabla con el guión de una excelente propuesta alpina. Abierta en 1986 por los eslovenos Jan Porvaznik y Stanislav Glejdura, esta ruta marcó un antes y un después en la historia de la norte de las Grandes Jorasses. Tras varias repeticiones de gran mérito, llegaba el bombazo con la primera invernal y en libre protagonizada por Robert Jasper en el 2003. De nuevo, «No Siesta» inflaba su aura.

A pesar de todo, esta vía de referencia tampoco ha recibido excesivas repeticiones; ni mucho menos. Pero, cómo son las cosas, en un intervalo de un mes «No Siesta» se ha convertido en el principal actor del gran muro. Ni mucho menos ha sido la única estrella, pero sí ha tenido visitas que nunca lo hubiéramos esperado.

Gracias al potente anticiclón que se situó en el centro de Europa a mediados de setiembre, el tiempo en los Alpes ha sido muy estable y las condiciones que se han dado en las diversas caras nortes, como en la de las Jorasses, ha hecho que muchos alpinistas salieran de sus «escondrijos». Así, entre otras, «No Siesta» ha sido casi el centro del escaparate. Y, como adelantábamos, entre otros ha recibido la visita de alpinistas vascos.

En dos días

Tras hacerse eco de las recientes primeras repeticiones y del buen estado de la pared, Mikel Zabalza acompañado de Manu Córdova se presentaba en la joya. Como nos confirma Zabalza, ellos también sucumbieron a la llamada de la vía: «No será la más dura, pero sí la referencia de esa gran cara norte. Es extremadamente bonita, muy mantenida, con algún paso un poco más duro. Desde el primer largo hasta el último mantiene todo su carácter».

A diferencia de las repeticiones en tres días que se han realizado en esta temporada, Córdova y Zabalza escalaban en dos jornadas (13 y 14 de este mes) esta vía de 1.200 metros y con un largo de M7. Sobre este aspecto, el navarro nos decía que no tenía la sensación de que fueron muy rápidos: «Sabíamos que no hay vivacs cómodos y tampoco queríamos llevar mucho peso. Además, algunos largos los hicimos en ensamble».

Intentaron seguir la línea original, pero, según Zabalza, en la parte media de la pared se desviaron un poco: «Creo que pillamos unos tres largos de la «Bonatti». Pero, bueno, es lo normal; es imposible seguir literalmente la original. Y, además, creo, que no le baja nada su dificultad. Por otra parte, está tan desequipada que no te encuentras nada. Nosotros vimos 3 clavos al principio, algo en el M7 y otro clavo en una goulotte que Manu ni lo vio», comenta.

Y ya que el navarro ha citado a su compañero, hay que señalar que Córdova escaló toda la vía en libre. El descenso no resultó nada agradable, y es que las nevadas de los días anteriores «alteraron» el descenso. En la cima estaban a las 5 de la tarde y 5 horas más tarde llegaron al refugio de Bocalatte.

Cordada vasca

Y si a Zabalza le veíamos muy contento y orgulloso con dicha escalada, podemos asegurar que Mikel Saez de Urabain y Kepa Escribano todavía mantienen el subidón tras su repetición. Y no es para menos. Ambos son alpinistas de gran nivel, pero, como amateurs, no tienen el tiempo suficiente para escalar vías como «No Siesta». Aunque, como nos dice Saez de Urabain, pillaron el momento oportuno: «Las repeticiones de los franceses han sido la llave. Ellos han informado de las condiciones de la vía, y nosotros hemos aprovechado esa información. Esto ha cambiado mucho. Antes ibas, no veías las condiciones adecuadas y te dabas la vuelta. Ahora con Internet todo ha cambiado. Nos ha pasado lo mismo en el viaje que hice a Alaska. Allí, los norteamericanos van totalmente informados».

La cordada vasca, excepto el último muro que estaba seco, siguió la línea original: «La parte de abajo resultó dura, y sufrimos mucho. En la parte superior fuimos a mejor ritmo. Teníamos el croquis de unos checos, y resultó ser muy bueno».

Estos protagonistas escalaron la vía en 3 días, entre los pasados 14 y 16: «El primer vivac hicimos en el largo 9, el segundo en el 12 o 13 y luego ya salimos; eso sí de noche. Fuimos en plan más tranquilo y con peso. Tras vivaquear, la bajada la hicimos el día siguiente sin problemas siguiendo la huella».

Por su parte, Escribano concluía su experienca en «No Siesta» de este modo: «Ha sido lo más duro que he hecho. Te aseguro que alucino cómo se abrió: en aquella época, con aquél material... Impresionante. Muy buenos largos de mixtos y excepcionales goulottes. Una gran vía. Lo «malo» es que como últimos repetidores, en algunos tramos tuvimos poco hielo».