Fin de la guerra en Libia
El CNT proclama el nuevo régimen con un multitudinario acto en Bengasi
Miles de personas secundaron ayer a los líderes del Consejo Nacional de Transición (CNT) en Bengasi en la proclamación del nuevo régimen libio y en anuncio oficial de la victoria militar y la «liberación» de Libia. Tras ocho meses de guerra civil y bombardeos de la OTAN, la insurgencia, ahora en el poder, apela a la unidad nacional y al desarme de las milicias, además de reiterar su llamamiento a «evitar las venganzas y las represalias».
Alberto PRADILLA | TRÍPOLI
«Arfa rasak fur, ente libye hurra (levanta la cabeza. eres un libio libre)». Con una de las consignas más repetidas durante los ocho meses de guerra civil, Abdelhafiz Ghoga, portavoz del Consejo Nacional de Transición (CNT), proclamó ayer el nuevo régimen libio durante un multitudinario acto celebrado en Bengasi. Apenas cuatro días después de la ejecución de Muamar Gadafi en Sirte, el CNT declaró oficialmente su victoria militar. Mustafa Abdeljalil, presidente del CNT, sentó las bases de la transición con un discurso centrado en la unidad nacional, las elecciones y una petición expresa para el desarme de las milicias. En un contexto de pugna política entre las diferentes zonas del país, la elección de Bengasi como sede de la histórica declaración podría interpretarse como una reivindicación de la influencia del bastión rebelde. Sin embargo, ayer en Trípoli apenas se escuchaban voces contrariadas por el hecho de que 24 horas antes los miembros del CNT trasladasen el acto de forma imprevista a su feudo en la Cirenaica.
«Todos los libios somos uno y Bengasi fue la primera en levantarse», señalaba Ahmed Misrati, de 35 años, en la plaza de los Mártires. Junto a él, Mohamed Atiamilad, de Bengasi; Khaled Tarhuni, de Tarhuna, y Aimad Misilati, de trípoli. Unanimidad entre los cuatro: el bastión insurgente merecía acoger la declaración y no habrá enfrentamientos entre las principales localidades. «Los medios lo están sobredimensionando», protestó Misrati.
Sin embargo, el discurso de Abdeljalil sí que evidencia una preocupación por el tema territorial. De hecho, «estrechar las relaciones» entre las diferentes ciudades y «evitar las venganzas y las represalias» constituyeron dos de los puntos claves de su intervención. En los próximos 30 días, el CNT nombrará un Gobierno transitorio que allane el camino para los comicios constituyentes. Aunque su presidente ya avanzó ayer alguna de las medidas inmediatas: cada familia recibirá 10.000 dinares (unos 5.000 euros), una compensación económica que será mayor para los familiares de fallecidos y heridos. No obstante, no todos tienen fe en este anuncio. «Me lo creeré cuando lo vea. Que me enseñen el dinero», aseguraba Ahmed Saim, de 21 años, y procedente de Tarhuna. A nadie se le escapa que, tal y como constataba Salem Shariham, tripolitano de 50 años, esta iniciativa busca contentar a quienes han empuñado las armas. Cohesionarlos en torno a un futuro Ejército es otro objetivo. Para ello, cada uniformado subirá de rango y esta misma semana comenzará el desarme de las milicias. Para el sábado la artillería pesada debería desparecer de las calles.
Las imágenes proyectadas en televisión de una multitud aclamando a la plana mayor del CNT en Bengasi contrastaba con una plaza de los Mártires donde apenas 2.000 personas coreaban consignas de apoyo al nuevo régimen a las cuatro de la tarde. «La gente lo está viendo en casa y luego vendrá aquí a celebrarlo», aseguraba Ferjani Ben Rhaien, un tunecino de 27 años. Estaba en lo cierto. A partir de las 8 de la tarde miles de personas colapsaron el centro de Trípoli enarbolando banderas y haciendo sonar las bocinas de sus coches. En la explanada central, los fuegos artificiales trataban de suplir a los disparos al aire, aunque el gatillo fácil sigue constituyendo una característica de las celebraciones.
Tras los fastos llegará el momento de la reconstrucción, un proceso alejado de la euforia con la que los fieles al CNT han recibido al nuevo régimen.
Los médicos que han realizado la autopsia al cuerpo del derrocado líder libio, el coronel Muamar Gadafi, explicaron ayer que éste falleció debido a un disparo en la cabeza. Concretamente, el patólogo jefe del equipo, Othman el Zentani, confirmó esta información, aunque no ha especificado si esta herida fue causada por una bala disparada a corta distancia o durante un tiroteo. El cuerpo del coronel libio presentaba al menos dos disparos de bala, uno en su torso y otro en la cabeza
A pesar de que el CNT aseguró el sábado que no se haría autopsia a Gadafi, el examen fue realizado finalmente en Misrata, a donde fue trasladado desde Sirte, donde fue ejecutado el jueves cuando intentaba abandonar su ciudad natal
El primer ministro saliente del CNT, Mahmud Jibril, que ayer presentó su dimisión, aseguró desconocer la procedencia de la bala que acabó con la vida de Gadafi y aventuró que podría haber sido disparada por sus propios escoltas cuando era trasladado a un hospital.
El diario británico «The Guardian» publicó ayer que Gadafi pidió en su testamento ser enterrado en Sirte, y pidió a su pueblo que «no renuncie a los sacrificios realizados por quienes son libres y mejores».
Por otro lado, milicias del CNT habrían cercado el lugar donde se cree que podría estar refugiándose Saif al-Islam, hijo de Muamar Gadafi, al sur de Bani Walid, según informó un comandante de estas fuerzas. El jueves, en otra de sus mentiras, el CNT dijo haber capturado, herido, a Saif al-Islam. GARA