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El congreso del Linke aprueba con amplia mayoría su primer programa

Ingo NIEBEL |

El 96% de los 519 delegados del partido socialista Die Linke (La Izquierda) aprobó ayer en el congreso celebrado en Erfurtel, el primer programa de la formación desde su fundación, en 2007. Con ello las dos corrientes dominantes, los «reformistas» y los «fundamentalistas», han alcanzado un compromiso para dejar las pugnas internas y concentrarse en la política nacional e internacional.

«Nuestro programa es un desafío a la situación dominante y es un desafío a los dominantes», afirmó ayer el copresidente Klaus Ernst, al término de tres días de debates. De hecho, el Linke se ha marcado como objetivo el cambio del sistema político abogando por un socialismo democrático. Defiende la nacionalización de la Banca y las empresas energéticas y pretende subir los impuestos sobre las herencias, los beneficios de los trusts y los patrimonios elevados. Además, apuesta por que la semana laboral se reduzca a las treinta horas y el sueldo mínimo sea del 60% del salario medio.

En materia de política exterior, el Linke quiere abolir la OTAN y terminar con las «operaciones de combate» del Ejército alemán, aunque su programa sí permite «operaciones en el extranjero». Con este término en Alemania se entienden, por lo general, las denominadas «operaciones humanitarias». Este compromiso ha sido posible por la intervención personal del ex presidente Oskar Lafontaine, quien ante la ambigüedad del término prometió: «Podéis confiar completamente de mí: conmigo no habrá ningún escondite».

Asimismo, el congreso del Linke acordó también la legalización de todas las drogas, incluidas la heroína y la cocaína.

De cara a futuras coaliciones con otros partidos, el programa ha definido una serie de «líneas rojas» que los correspondientes comités del Linke han de respetar. Así, no se debe formar Gobierno con nadie que opte por las intervenciones militares, el rearme, la privatización del sustento básico y de los servicios sociales o la reducción del servicio público.

Para sorpresa de los medios de comunicación, los 1.400 cambios presentados por los delegados no provocaron nuevos conflictos entre las dos corrientes y el congreso se desarrolló sin mayores problemas. Ahora les toca a los 70.000 militantes del Linke aprobar el nuevo programa, proceso que se espera concluya en diciembre.

Para junio de 2012 está prevista la elección de la nueva ejecutiva. Se rumorea que el ex copresidente del Linke Oskar Lafontaine podría regresar a la cúpula con e objetivo de que la formación logre un buen resultado en las elecciones generales del 2013.

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