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Raimundo Fitero

El transversal

Aquí una palabra y un concepto en boga: transversal. Y un individuo al que aplicarle la palabra y el concepto: Jorge Javier Vázquez. Después del logo de la cadena debe ser lo que más horas aparece en pantalla. Sus programas diarios, son maratonianos. Sus galas entre semana, de asustar por su duración. Acumula horas, méritos, anuncios. Porque ahora mismo no solamente es suficiente con lo que gana por contrato más los extras por objetivos, sino que ha decidido que ya que está en el plató, hacer anuncios, al viejo estilo. Y los hace por pares, de camas, frutas o perfumes, le da exactamente lo mismo, la cuestión es acaparar minutos de primeros planos y sobresueldos, que la vida está muy achuchada.

Recuerdo que a este licenciado en filología hispánica le concedieron no hace mucho un Premio Ondas, por la labor al frente de «Sálvame», que ese reconocimiento profesional causó mucho revuelo ya que se considera que entretener a base de ese conglomerado de emociones revueltas no es digno de figurar como un mérito de ningún tipo. Pero ahí lo tienen, controlando una concentración de egos, que en ocasiones no se sabe si forman arte de una piara, una recua o un rebaño, que se despellejan, que gritan, cantan o bailan, que se confiesan que hacen el tercer grado más cutre a invitados o colaboradores, pero que van acaparando puntos de audiencia con una fidelidad malsana.

Seguramente merecería algún premio o medalla más, porque algo parece obvio: trabaja muchas horas. Ejerce con mano hierro en guante de seda como domador de unas fierecillas domadas por sus contratos, pero si debe ponerse conciliador lo hace y si autoritario, también. Y no siendo un prodigio de telegenia, sino todo lo contrario, transmite una suerte de convicción, de cercanía, de parentesco porque seguro que hay muchos telespectadores que pasan más horas viendo a Jorge Javier que a su mujer, amante, o hijos, lo que le convierte en el mejor introductor de los mensajes comerciales. Por eso lo eligen, por eso es una de las joyas de la corona de Paolo Vasile. Por eso en el rey de la audiencia de la tarde o de la noche y, lo más importante, con programas de bajo coste de producción, lo que todavía resalta más su transversalidad.

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