Maite SOROA | msoroa@gara.net
Leña al contrario y marcaje al suyo
La caverna mediática entra en campaña electoral y lo hace arremetiendo contra el actual Gobierno de Madrid, sosteniendo el delirio de su rendición ante ETA y marcando a los suyos en lo que a esa cuestión respecta.
En «Abc», que ayer titulaba en primera «Decálogo del PP para levantar España» (cada vez que alguien ha «levantado» España lo ha hecho enterrando los derechos de los españoles... y de muchos que no lo eran), Isabel San Sebastián, la que volvió «a casa» la semana pasada, nos ofrecía una versión del cuento de Andersen «El traje nuevo del emperador» que comienza así: «El Traje Nuevo del Rey, en versión etarra, es tan resplandeciente que parece haber cegado a buena parte de la clase política española». Ya se imaginan a quién se refería, ¿verdad? Sólo que resulta un poco pesadita: «Y es que están cortadas las vestiduras invisibles del soberano, esa deslumbrante túnica de indignidad que quieren hacer pasar por un manto de concordia, a la medida de unos partidos tan hambrientos de mando en plaza como para poner a dieta estricta sus planteamientos previos con tal de adaptarse al modelo y endosarlo, con complacencia, a semejanza del monigote que actúa de señuelo». Esa angustia que transmitía la hija pródiga es debida a que a ella no le engañan, pues se ha dado cuenta de que «el rey, para cualquier persona de bien que no se empeñe en engañarse, va como su madre serpiente lo trajo al mundo, en cueros vivos, haciendo ostentación obscena de su fealdad. Se enorgullece del séquito de verdugos que le acompaña en esta marcha triunfal hacia la consecución de sus objetivos, que no son otros que la voladura de España». En fin, les ahorro seguir leyendo sandeces.
En «El Mundo», Federico Jiménez Losantos ponía a caldo a todos los partidos políticos porque «La emocionante concentración de víctimas del terrorismo este sábado ha demostrado la escasísima fiabilidad de los partidos políticos», que no acudieron a la misma. Muy pocos políticos se libraban de la ira de Federico: «De Asturias vino Cascos, se hizo la foto con las víctimas y, siempre después de Jaime Mayor, fue el más aplaudido». Un poco de cuartelillo está bien, pero dejando a quién hay que hacer caso.