Israel apela nuevamente a la paz, pero todos sus pasos van en sentido contrario a ella
Ayer, un día después de la admisión de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) como miembro de pleno derecho en la Unesco, el Gobierno israelí se reunió para analizar dicha decisión. En esa misma reunión, el Ejecutivo de Benjamin Netanyahu aprobó acelerar la construcción de 2.000 nuevas viviendas al este de Jerusalem y en dos colonias. Este empujón a su política de colonización es la primera medida en respuesta a decisión de la Unesco, pues el Gobierno israelí anunció que habría otras. Y, ciertamente, ayer mismo se supo que Israel ha suspendido «temporalmente» la transferencia de fondos que en concepto de tasas y aranceles retiene a la ANP. Las decisiones tomadas ayer por el Gobierno israelí son, hasta el momento, los últimos pasos unilaterales que ha ido dando en dirección contraria a la de la paz. En su situación de cada vez mayor aislamiento, se aferra a la necesidad de regresar a las conversaciones de paz, un escenario cómodo para él pero estéril para avanzar hacia una solución. Los pasos hacia el reconocimiento de Palestina como estado le resultan más que molestos y apela a la paz para justificar su rechazo, pero todos sus movimientos van en sentido contrario a ella.