El hotel Palm Beach de Cannes será el punto de encuentro de la cumbre del G-20. Ayer comenzaron a llegar a Niza numerosos manifestantes anti-globalización para mostrar el rechazo a la política que están llevando adelante los más poderosos. En una manifestación, se pudo leer el eslogan de «la gente en primer lugar, no las finanzas».

Esta reclamación también la apoya la CSI porque explica que «ahora que la crisis económica y financiera está por entrar en su fase más peligrosa, los líderes del G-20 deben dar una respuesta coordinada en la que las personas cuenten más que los banqueros», advierte el movi- miento sindical internacional.

La Secretaria General de la Confederación Sindical Internacional (CSI), Sharan Burrow, afirmó que «el desempleo es la amenaza más grave que pesa sobre la recuperación y que ha alcanzado niveles sin precedentes, con más de 200 millones de personas sin trabajo y muchas otras en puestos de trabajo precarios». Se lamentó, entre tanto, de que «los gobiernos siguen rescatando al sistema financiero sin tomar las medidas necesarias para reformar sus prácticas de concesión de préstamos desestabilizadoras y de alto riesgo». Por lo que adelantó que «la presión de la opinión pública para que los gobiernos actúen en el interés de las personas y no de los banqueros será cada más grande. Los ciudadanos están indignados. El movimiento sindical internacional estará presente en Cannes para exigir medidas y reformas que respondan a esta justificada indignación», señaló Sharan Burrow.

Por su parte, John Evans, Secretario General de la Comisión Sindical Consultiva ante la OCDE adelantó que «los líderes del G-20 deben reunir el mismo grado de voluntad política que utilizaron para salvar a los bancos, a fin de poner en marcha un esfuerzo coordinado en favor del crecimiento y del trabajo decente para millones de personas que son las que cargan injustamente con la peor parte de esta crisis».

Sin embargo, la presidencia francesa en el G-20 mantiene otras prioridades como son la crisis producida por Grecia al pedir un referéndum sobre los planes de rescate; la reforma del sistema monetario internacional; la tasa sobre transacciones financieras; el «bonus» de los banqueros; los paraísos fiscales y la regulación de las materias primas en el mundo.