``Steve Kean out''. Con esta directa invitación al entrenador escocés del Blackburn Rovers, actual vicecolista de la Premier, planeó durante el encuentro del sábado sobre Ewood Park y ante el Chelsea una avioneta que demandaba su destitución. Una forma original y suponemos que cara, pero no novedosa. La temporada pasada, después de que los hammers del West Ham perdieran la categoría, un aficionado de su rival, el también londinense Milwall, pagó un servicio de avioneta similar para lucir un irónico lema que rezaba en referencia al entrenador de los descendidos: «Avram Grant, leyenda del Milvall».

Este fin de semana, el auténtico protagonista del fútbol europeo no ha sido otro que el irrepetible Sir Alex Ferguson. Nada menos que un cuarto de siglo al frente del banquillo de Old Trafford. ¡Quién se lo iba a decir a Fergie cuando, después de ganar con el Aberdeen la Copa de Europa nada menos que al Madrid de Di Stéfano, firmó con los reds devils a escondidas, a horas intempestivas de la noche y en una gasolinera!

25 años en los que acumula la bestialidad de 38 títulos y el estratosférico porcentaje de sólo un 17% de partidos perdidos de los 1.409 que suma, uno más tras la victoria 1-0 del sábado ante el Sunderland, con gol en propia puerta de un ex-pupilo suyo, Wes Brown, quien en toda su carrera suma ya más goles en su marco, 4, que en el rival, 3.

En la Liga española, los entrenadores con más partidos en su actual club son Manolo Preciado (220), Guardiola (200) y Emery (174). Eso sí, Ferguson está lejos de la fidelidad de Guy Roux, 53 años en el Auxerre, 9 como jugador y 44 como técnico.

``The impossible dream-Sir Alex 25 years-made possible'', lucía el sábado una pancarta en el estadio del United, el mismo foro que, como a Steve Kean, el del Rovers, también le cuestionó en su día cuando no consiguía títulos: ``Tres años de excusas y esto es todavía una basura'', tuvo que leer en un campo que ahora ha bautizado con su nombre una de las tribunas.

De Chiapas a Sudán del Sur

Probablemente Sir Alex siga haciendo historia y sumando números de récord a su palmarés. Como casi lo hace, aunque de forma negativa, nuestro simpático Ajax Lasnamae estonio, que se ha quedado a tan sólo seis goles de un indeseado récord europeo. El equipo terminó la Meistriliiga el domingo con una diferencia de -181 goles, es decir, con 192 goles en contra en 36 partidos, sin haber conocido la victoria en toda la temporada y con un único tanto en los 14 últimos partidos.

Si bien desciende a segunda con una media de 5,3 goles encajados por partido, el conjunto de Lasnamae -en el que juega un futbolista con ¡50 años!- se ha quedado a seis dianas de igualar las 198 que encajó el Derzelez Zenica, de Bosnia-Herzegovina, en la 2000/01.

El Flora de Tallín se ha proclamado campeón en Estonia, y es que algunas ligas van tocando a su fin. Por ejemplo, el angoleño Recreativo Libolo aseguró su primer título en la liga Girabola, mientras el Power Dynamos se adjudicó su primer título de liga en 11 años en Zambia, en tanto que el Liga Muçulmana logró defender su título de la liga Moçambola de Mozambique

La Copa de la MLS estadounidense también apura su conclusión. Allí, ya hay finalistas de cada conferencia: el Houston Dynamo se medirá a Los Angeles Galaxy de Beckham; será el 20 de noviembre. Como en México, donde ya se conocen los ocho equipos que han pasado al play off por el título, tras acabar el Torneo Apertura. Entre ellos, los Jaguares de Chiapas, cuna de la revolución zapatista. Un club asentado en la capital Tuxtla, que, sin embargo, no supone un aliciente para la cantera local y es que la entidad pertenece al dueño de entre otros, TV Azteca, y su ubicación allí es pura mercadotecnia. Apenas tres chavales chiapanecos juegan en las categorías inferiores de los Jaguares; el que sale bueno, se lo llevan al Monarcas de Morelia, del mismo propietario. En Primera, sólo juegan dos futbolistas originarios de Chiapas.

Es otra cara más del fútbol. La misma que, sin embargo, unió al último país en nacer, Sudán del Sur, que el 10 de junio, ante 15.000 personas, en el renovado estadio Juba -gracias al dinero de China y Malasia-, 24 horas después de convertirse en nación, su selección jugó su primer partido de fútbol. Perdió 1-3 ante un equipo keniano, con gol de un jugador nacido en Sudán del Norte, y al día siguiente sus futbolistas tuvieron que lavar a mano las camisetas. «Fútbol significa libertad», como manifestó sabiamente la leyenda del reggae Bob Marley.