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VASCOS EN MADRID (V) 1993

El PNV estuvo a punto de entrar en el Gobierno de González

En vísperas electorales, desde el PNV se ha vuelto a coquetear con la opción de tener un ministro en Madrid. Hace 18 años estuvo más cerca que nunca de materializarse esa opción gracias a la buena sintonía entre los jeltzales y el PSOE de Felipe González.

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Imanol INTZIARTE

El pasado 13 de octubre, en los micrófonos de la COPE, Iñigo Urkullu afirmaba que el PNV estudiaría la posibilidad de entrar en un próximo gobierno tras el 20N, si se les ofreciera una cartera, dada la actual situación de «crisis económica e institucional». La opción resulta muy remota, y más si se tiene en cuenta que se vaticina una victoria muy holgada del PP, pero la historia muestra que los jeltzales nunca le han hecho excesivos ascos a la opción de implicarse en la gobernabilidad española.

En las citadas declaraciones, Urkullu argumentaba que el PNV ya estuvo en esa posición «como ministro sin cartera y ministro de Justicia en el primer Gobierno de la República, cuando el alzamiento militar en el 36, y todo es cuestión de estudiarlo, pero con los pies en la tierra, con un planteamiento cabal». Pero también evocó un precedente mucho más cercano: el de 1993, al que Iñaki Anasagasti se refiere como «lo que pudo haber sido y no fue» en su libro ``Agur Aznar, memorias de un vasco en Madrid''.

En aquellas elecciones el PSOE de González ganó, no sin cierta sorpresa, su última batalla frente al pujante PP de Aznar. Sumó 159 escaños, por lo que le faltaban 17 para la mayoría absoluta. Eran justo los que tenían los catalanes de CiU. Con dos menos estaba IU. En Euskal Herria, el PSOE había sumado nueve diputados por siete de PP y UPN, cinco del PNV, dos de HB y uno de EA.

Las calculadoras empezaron a echar humo. Y en esas quinielas, dada su evidente sintonía con el PSOE, entró pronto el PNV. Para entonces, por cierto, la implicación de aparatos del Estado en los GAL era notoria incluso en el ámbito judicial, después de condenas como la dictada contra José Amedo.

El PNV se postuló pronto al declararse abierto a «cualquier movimiento y cualquier propuesta». Dos días después de las elecciones, Anasagasti llamaba al portavoz del PSOE, Eduardo Martín Toval, y le reclamaba un puesto en la Mesa del Congreso para el PNV. Rosa Conde respondía 48 horas después: «González desea un acuerdo sólido global antes de empezar la composición de las mesas».

El presidente regresaba de su periodo de descanso y meditación en la sierra de Cazorla, y en su primera rueda de prensa empezaba a acotar el terreno: prefería pactar con CiU y PNV a hacerlo con IU, ya que veía a los primeros con una «coherente política europea». Pero Jordi Pujol comenzaba a «rajarse» casi de inmediato.

Las cosas se aceleraban en la segunda semana postelectoral. El 17 de junio -los comicios habían sido el día 6-, Toval explicaba que el puesto en la Mesa para el PNV estaba hecho si apoyaba al Gobierno. Un día después, Xabier Arzalluz bajaba a Madrid para reunirse con González, que ofrecía directamente a los jeltzales entrar en el Ejecutivo. El líder del EBB pedía tiempo, aunque adelantaba que lo consideraba «difícil».

El lunes 28, Arzalluz y González volvían a verse las caras, esta vez con la compañía del lehendakari José Antonio Ardanza. Ante los medios, según recogió la prensa, daban «una imagen espléndida de solidez y buen hacer político, dejando abiertas todas las puertas». Al día siguiente, Emilio Olabarria era nombrado secretario cuarto de la Mesa del Parlamento. Y así se llegaba al 3 de julio: ese día, la Asamblea Nacional del PNV estimaba que «no hay impedimento ideológico o jurídico» para participar en el Gobierno de Madrid. Sólo faltaba esperar las contrapartidas de González.

El lunes 5 se reunían dos delegaciones de PSOE y PNV. Carlos Solchaga ofrecía -«de soslayo», según los jelkides- la cartera de Industria y Energía. El PNV dudaba alegando que la oferta era «inconcreta». Los plazos se echaban encima. Llegó el pleno de investidura y los jeltzales respaldaron a González. La negociación quedaba ya sin sentido, y el día 10 se daba por zanjada.

 

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