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Riezu envió un informe secreto a Barcina por la nefasta gestión en CAN

El escándalo de las dietas de la CAN ha roto el mutismo del último director de Caja Navarra, Lorenzo Riezu. Este directivo, que dejó la entidad con un ratio de solvencia envidiable, carga contra la temeraria gestión de Enrique Goñi, que desembocó en la fusión que ha dado origen a Banca Cívica. Riezu envió un informe razonado, de 15 folios, a la presidenta Yolanda Barcina en marzo, justo cuando la dirección de la caja daba el visto bueno definitivo a la fusión.

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Aritz INTXUSTA | IRUÑEA

El escándalo de las dietas de CAN ha comenzado a cobrar su verdadera dimensión con la aparición en escena de dos personas que llevaban calladas una década. Se trata de Manuel López Merino (ex director de la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona) y, en particular, de Lorenzo Riezu, director de Caja Navarra entre 1994 y 2001. Ambos publicaron dos cartas críticas con la gestión de Goñi y, sobre todo, con el cobro de las famosas dietas, tanto las ocultas como las que ya eran públicas.

Al calor de esta polémica, «Diario de Navarra» reveló ayer parcialmente un demoledor informe de Riezu, que fue remitido de forma confidencial al Gobierno navarro en marzo. La conclusión de dicho informe no puede ser más clara: «A corto plazo, de la CAN sólo quedará el señuelo de un nombre comercial que también se irá diluyendo con el tiempo, al igual que la Fundación para la Obra Social».

La fecha de envío del informe coincide con la votación que realizó la Asamblea General para dar el parabién definitivo a la integración en Banca Cívica. El día de esa votación trascendental, el presidente de CAN, José Antonio Asiain (ex consejero de Gabriel Urralburu), tuvo que ser hospitalizado por un ataque. Sin embargo, apenas sí hubo voces disidentes en ese foro. Tan sólo votaron en contra Gaizka Uharte (representante de LAB por impositores) y José Miguel Nuin, de Izquierda-Ezkerra.

El informe secreto de Riezu, titulado «Qué ha pasado con Caja Navarra» sostiene que la política arriesgada de Enrique Goñi, su sustituto, fue un absoluto error. Goñi apostó por expandirse cuando los demás se replegaban, abriendo una sede cada dos semanas. Según el ex director y siempre siguiendo lo publicado por «Diario de Navarra», la solvencia de Caja Navarra pasó en diez años de ser del 14% al 8% al cierre de 2009. Riezu va más allá y asegura que, para llegar a ese 8%, Goñi tuvo que malvender diversas propiedades. CAN compró sedes y adquirió propiedades por su ambición de crecer cuando el precio de la vivienda marcaba máximos históricos. Este plan de ambición «no tenía parangón en España y quizá en el mundo entero». Esta expansión, además, fue un fracaso en cuanto a captación de clientes.

Riezu sustituyó a Juan Luis Uranga (el hermano del ex director de «Diario de Navarra») en tiempos de Juan Cruz Alli. Goñi fue el candidato por el que apostó Miguel Sanz. Esta elección de Sanz tuvo una fuerte contestación ya que, mientras que Riezu era subdirector con Uranga, Goñi «venía de fuera». Además, el currículum de Goñi -que se había labrado fama de temerario tanto en su primer trabajo en la Mutua, de donde le echaron, como por su papel en quiebras de chiringuitos financieros de Madrid y Barcelona- provocó muchos recelos entre la dirección de la entidad. Como consecuencia de esto, Goñi realizó una limpia de cargos dentro de la caja. Riezu precisa que estas prejubilaciones afectaron a 334 personas. Ahora bien, Goñi utilizó la máxima de «a enemigo que huye, puente de plata» y no tuvo reparo en gastar 180 millones para deshacerse de una posible disidencia interna.

Por otro lado, Miguel Sanz arremetió ayer en prensa contra López Merino, a quien tachó de trepa e incompetente, por criticar el cobro de dietas.

guerra en prensa

Las cartas de Riezu y López Merino han sido contestadas por Goñi y Miguel Sanz. No obstante, según ha podido conocer GARA, se espera que la guerra de antiguos cargos continúe.

«tierra quemada»

El ex director de CAN critica la operación de venta con opción de recompra de la sede central. El alquiler que ahora paga la CAN por seguir utilizando sus oficinas se traduce en «beneficios hoy y tierra quemada para el futuro».

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