Cadena perpetua para un soldado de EEUU por matar a civiles en Afganistán
GARA | KABUL
Un tribunal militar condenó a cadena perpetua al sargento estadounidense Calvin Gibbs, acusado de matar a civiles desarmados, de cortarles los dedos y arrancarles los dientes para guardarlos como «trofeo» mientras lideraba una patrulla militar en la provincia de Kandahar, en Afganistán.
El tribunal le declaró culpable de los 16 cargos que pesaban contra él, entre los que destacan la muerte de civiles y la agresión a un compañero que había denunciado el uso de drogas en la unidad. También fue hallado culpable de violar el código del Ejército al amputar los dedos a los cadáveres.
Durante el juicio se mostraron varias fotografías en las que se podía ver a Gibbs y a otros soldados posando al lado de varios cuerpos ensangrentados, lo que provocó paralelismos con la publicación de varias fotos sobre abusos a presos en la cárcel iraquí de Abu Ghraib en 2004.
La investigación, que comenzó por el consumo de drogas, concluyó que los militares tenían la costumbre de mutilar a sus víctimas para llevarse «un recuerdo» de sus actos. Uno de los soldados implicados, Jeremy Morlock -condenado a 24 años de cárcel-, admitió que se llevó un dedo de uno de los cuerpos.
Afirmó también que Gibbs eligió a tres víctimas al azar, a las que ejecutaron y, posteriormente, presentaron como bajas en combate lanzando granadas contra un muro.
«En mi mente, fue como guardar la cornamenta de un ciervo que has cazado», dijo Gibbs en el juicio. En su defensa, alegó haberse «disociado» de sí mismo durante sus acciones en combate.