Por fortuna, estimado Antonio, las campañas no viven sólo de los políticos. Si así fuera, ésta que nos ocupa hace días que ocuparía las páginas interiores de los periódicos y los informativos del late time en televisión. Su gran show, el de los debates, ha rozado el ridículo con un notable descenso de audiencia en el caso del que protagonizaron Rajoy y Rubalcaba, y un desastre absoluto en el que se vieron las caras cinco de los candidatos. No sé si tú lo viste, pero la mayoría de los telespectadores, faltos de oxígeno a causa de los bostezos, optaron por pasarse a Chenoa, que hacía de las suyas en un programa musical de Antena 3. Pues eso, que los políticos, los de oficio, aburren. Suerte que siempre hay quien les echa un capote. Hablabas ayer, Antonio, de Iñaki Urdangarin. Aunque de momento no está imputado, el duque de Palma brilla con luz propia por sus pinitos en el siempre rentable arte de la ingeniería societaria. Es sólo otro síntoma cutáneo que, por llamativo, logra asomar. Porque la enfermedad es interna, y mucho más grave. Algo sabe Pepe Blanco.

También en plena campaña, este periódico publicaba ayer una tan extensa como valiosa -histórica, cabría decir- entrevista con portavoces de ETA, una perfecta radiografía del pensar y sentir de uno de los actores de este tiempo que nos toca vivir y que, por su propia naturaleza, no muestra a menudo sus interiores. Una declaración relevante, que demuestra las firmes intenciones de la organización armada y que constata que los tiempos políticos que vivimos no corren, vuelan. Suerte que estás en Euskal Herria, amigo Antonio. Aquí, estas noticias se reciben con optimismo y se valoran en su justa medida. O, al menos, aproximada. Desde Madrid, la misma cantinela de siempre. Que si desarme sí, pero que para cuándo; que si es sólo un gesto electoral; que si habría que ilegalizar Amaiur... Ya te digo que a veces dan miedo, pero otras, simplemente, aburren.

Las cartas, Antonio, están sobre la mesa. Aunque, en la comparación, la talla del momento histórico actual deja algo pequeña la imagen de la cita electoral del 20N, cada paso es importante. De las urnas debemos esperar, sobre todo, la confirmación de que este pueblo apuesta con energía por el camino emprendido.