Si en algo coincidieron todos los compañeros, familia, empresarios, medios y aficionados que se acercaron ayer al Baluarte de Iruñea para seguir de cerca la rueda de prensa de despedida de Rubén Beloki, fue en destacar que, al margen de completar un extenso palmarés con cuatro títulos manomanistas (95, 98, 99 y 2001 -es el campeón más joven de la historia, con 20 años-) y dos por parejas (1996 y 2003), el zaguero de Burlata, con su forma de ser y actuar, ha labrado un estilo propio. Como no podía ser de otra forma, ese sello Beloki marcará asimismo su despedida a 19 años de profesional, con un partido homenaje que tendrá lugar el próximo día 3 en el Labrit iruindarra.

Ese personal estilo también fue patente en un acto sencillo pero sentido, sin estridencias -pese a la emoción- y directo a la vez que cálido, en el que el Látigo de Burlata se mostró muy agradecido a todos aquellos con quienes se ha cruzado en su carrera de pelotari, empezando desde la escuela de pelota de la Peña Euskal Herria de su localidad natal, donde dio sus primeros pasos, con un énfasis especial en sus seres más cercanos.

Desde sus inicios, la competición ha marcado la vida como pelotari de Rubén Beloki, «no ganar títulos, sino competir e intentar ser mejor», y ésta termina cuando su propio cuerpo le ha marcado que ya no era posible seguir en la élite. «Me voy cuando y de la forma que quiero. Pero yo este verano he trabajado a tope para que la empresa contase conmigo para el Campeonato de Parejas. Soy consciente de que, hoy por hoy, no tengo sitio ahí. Hay pelotaris mejores que yo en la empresa, pero este verano he jugado contra ellos, he ganado y he perdido. He intentado ponerle difícil esa decisión a la empresa pero he visto que, hoy por hoy, no tengo sitio en ese campeonato. Pero me voy contento, porque he visto que estoy en la pomada, que les doy guerra y me quería ir con esa sensación», dijo.

«Es el momento»

«Este último año y medio ha sido complicado. Desde la lesión de rodilla, estuve seis meses parado y no he vuelto a ser el mismo. El pelotazo ha ido bajando, en el frontón he jugado bien, pero no soy Beloki. Me tocaba jugar de otra manera, sufrir peloteando, y he visto que no soy yo, alargar esto dos o tres meses más no tiene sentido».

Al echar la vista atrás, Rubén Beloki reconoció que la medalla de oro conseguida en los Juegos Olímpicos de Barcelona, y la consecución de las primeras txapelas, han sido los momentos más felices, «pero estoy saboreando mucho este último mes, contándoles a mis críos en casa cómo va a ser ese fin».

«Los triunfos son importantes pero, cuando ya los tienes, le das valor a otras cosas. El haber hecho una carrera larga, el haber jugado siempre con los mejores... tiene tanto valor o más que las txapelas, quizá porque las tengo. Debutar con mis ídolos, Retegi, Galarza y compañía, y despedirme con éstos -en referencia a Oinatz Bengoetxea y Begino, que le acompañaron ayer-, con Aimar, Irujo y compañía, que tienen un nivel increíble, es para mí muy importante», señaló el zaguero navarro.

Mikel Unanue, su botillero en tantas ocasiones, «con el que me queda la pena de no haber jugado un campeonato»; Titín, compañero desde el 92 y que «ya sabía que iba a aguantar más que yo»; Koka y Capellán, con los que ganó el Parejas; o Patxi Eugi, con el que rivalizó y dio comienzo a una nueva era; también estuvieron en el recuerdo del zaguero en su adiós.

De todos modos, Rubén Beloki no se desvinculará completamente del mundo de la pelota, ya que seguirá ligado a Asegarce, empresa en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Aunque su nuevo rol no está plenamente definido, éste «estará, mucho más cerca del frontón que del despacho».