Al margen de los resultados electorales del 20N y de la victoria del Athletic en el Sánchez Pizjuán, no había ayer otro tema de conversación en Lemoa que el txoko descubierto por los actuales mandatarios municipales en el antiguo pabellón de Wolko, en Zubiziku, donde se emplaza la sede de la brigada de obras. La noticia ha corrido como la pólvora las últimas semanas por esta localidad de Arratia y en el número de la revista del Ayuntamiento correspondiente al último trimestre del año hay una pequeña referencia al asunto.

Bildu se hizo con la Alcaldía de Lemoa tras el 22M. A partir de entonces, el equipo que dirige Saioa Elejabarrieta comenzó a analizar cuál era la situación real del Ayuntamiento gobernado hasta entonces por el PNV. Los meses han ido pasando y los cinco ediles soberanistas e independentistas de izquierda han ido planteando sus recetas para afrontar los retos a los que se enfrenta la institución local y, por extensión, los lemoarras.

«Por casualidad», explica la alcaldesa, los concejales acudieron un día al pabellón que la anterior Corporación adquirió en Zubizuku para almacenar la maquinaria y el material de la brigada municipal de obras. «Fuimos a por un material que nos hacía falta y fue entonces cuando nos percatamos de la existencia de una entreplanta de la que no teníamos noticia. Preguntamos a los trabajadores y nos dijeron que se había construido posteriormente. Allí -añade- estaba una pequeña oficina, los servicios y los vestuarios de los componentes de la brigada, y cuál fue nuestra sorpresa cuando descubrimos tras una puerta el txoko».

«Los trabajadores de la brigada daban por hecho que nosotros conocíamos de su existencia», manifiesta Elejabarrieta, que no oculta que les impactó el hallazgo. «Es un txoko con todos los equipamientos necesarios. Está de lujo y nos tememos que el dinero para poner esos electrodomésticos de gama alta en esa cocina, la televisión y el otro mobiliario auxiliar ha salido de las arcas municipales», comenta la alcaldesa.

Tras el descubrimiento comenzaron las indagaciones para aclarar la situación del txoko «irregular». Primero acudieron al secretario-interventor del Ayuntamiento, que les informó de que no está escriturado por nadie, además de que no hay prueba documental alguna de los metros cuadrados que se han ganado al pabellón de Wolko al construir esa entreplanta.

Tampoco hay documentos acerca de dónde salió el dinero -que se intuye puede ser público- para acometer la reforma de la instalación y para equipar ese polémico espacio de ocio privado en una sede municipal.

Beobide no responde

En esa fase de indagaciones, Saioa Elejabarrieta ha llamado en dos ocasiones al anterior alcalde, Javier Beobide, para preguntarle, entre otros asuntos, por el txoko de Zubiziku, sin obtener respuesta del jelkide. «Nadie habla. Ni Beobide ni otros miembros de su partido, ya sean de ésta o de la anterior Corporación, lo que no hace si no aumentar las sospechas sobre la ilicitud de la instalación y lo que se esconde tras ella; igual, algún favor pagado...».

Muchas son las interrogantes, aunque en su empeño por instalar la transparencia en las instituciones en las que tienen representación, ya sea en el gobierno o en la oposición, la coalición soberanista e independentista de izquierda está dispuesta a que se depuren responsabilidades y, si es necesario, poner los datos que descubran en poder de los tribunales.

Por el momento, continúan analizando la información de la que disponen y trazan nuevas vías de investigación para aclarar el asunto. Los responsables municipales también han comenzado a barajar las posibles salidas que se va a dar a ese txoko «clandestino» para que el conjunto de los ciudadanos de Lemoa tengan acceso a él y no, como creen, sea para una «élite», como estiman que ha pasado durante los años que el PNV ha gobernado el Consistorio.