Gran Bretaña anunció ayer la ruptura de todos los vínculos financieros de las entidades británicas con los bancos iraníes.

El ministro británico de Finanzas, George Osborne, explicó que la decisión del Ejecutivo permitirá incrementar «la seguridad del mundo y también la seguridad nacional», debido a la «significativa amenaza que supone en la actualidad Irán».

En una medida sin precedentes, Londres decidió que todos las instituciones financieras y crediticias de Gran Bretaña deberán cortar sus relaciones con los bancos iraníes desde ayer.

Por otra parte, la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, y el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, tenían intención de anunciar ayer por la noche un nuevo paquete de sanciones que, según trascendió, estarían pactadas tanto con Canadá como con Gran Bretaña.

Según fuentes diplomáticas anónimas citadas por «The Wall Street Journal», podrían afectar incluso al Banco Central iraní y a la compra de derivados del petróleo producidos por compañías controladas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Irán.

El ministro de Comercio iraní, Mehdi Ghazanfari, advirtió sobre las consecuencias perjudiciales para Irán y los países occidentales de un endurecimiento de las sanciones, que «son un juego en el que todos pierden. Si no invierten en nuestros proyectos, perderán un mercado muy atrayente».