Japon finalizó ayer 15 años de juicio por el atentado perpretado en el metro de Tokio el 20 de marzo de 1995 con gas sarín, por la secta Verdad Suprema.

El Tribunal Supremo japonés ratificó la pena capital impuesta en 2002 a Seiichi Endo, el fabricante del gas nervioso, en el último de una serie de juicios.

El atentado causó la muerte de 13 persona y intoxicó a unas 6.300 personas, algunas de ellas aún con grandes secuelasfisicas.

En los últimos quince años han prozesado a 189 miembros de la secta, han emitido cinco condenas de cadena perpetua y confirmado 13 penas de muerte, entre ellas la del líder Shoko Asahara.

El atentado fue ejecutado por cinco miembros que perforaron con sus paraguas varios paquetes de sarín en cinco trenes de Tokio durante la hora punta. Tres integrantes de la secta siguen en busca y captura.

El plan fue aparentemente ideado por Asahara para desviar la atención de la Policía nipona, que tenía previsto inspeccionar los locales de la organización el 22 de marzo.

La secta Verdad Suprema (Aum Shinrikyo, en japones) nació en 1984, cuando el líder abrió un pequeño seminario de yoga. Asahara captó como subalternos a varios miembros de la élite universitaria japonesa, lo que impulsó el crecimiento de la estructura económica y organizativa de la asociación.

A través de los centros de meditación que abrió en todo el país, la secta capto a miles de fieles y en apenas una decada se había convertido en una gran organización con capacidad para producir agentes químicos y armas ligeras.

La secta se refundó con el nombre «Aleph» en 2002 y se distanció públicamente del original. Hoy cuenta con más de mil seguidores.

Sólo a raíz del atentado lograron vincular a la organización con otros delitos.