Mikel INSAUSTI

No tuve la oportunidad de ver en su día la primera entrega cinematográfica de las aventuras de Kika Superbruja, que llevaba el subtítulo de “El libro de los hechizos”. Me subo al carro de las adaptaciones de los relatos infantiles de Knister con esta segunda entrega, que presenta una ambientación más exótica sin abandonar el tema central de la magia, tema en común con la saga millonaria “Harry Potter”. “El viaje a Mandolán” mantiene en el papel de la pequeña heroína a la actriz alemana Alina Freund, que ha cumplido ya catorce años, por lo que en futuras continuaciones es posible que sea relevada. De Pilar Bardem no puedo comentar mucho, ya que esta vez su intervención es muy secundaria y se limita al prólogo, al encontrarse retirada en una residencia para ancianos. Su caracterización de Elviruja es divertida, aunque sirve de pretexto para dar paso al dragón Héctor, que es el elemento cómico de la función. En la versión doblada que he podido ver tiene la voz de Joan Pera, con lo que se corre el peligro de asociar inconscientemente este personaje animado con Woody Allen.

En los títulos de crédito el vínculo entre el mundo oriental y el occidental se establece a través del vuelo de una carta que viaja desde la India al hogar europeo de Kika, pero después las transiciones entre uno y otro escenarios se vuelven más abruptas. El realizador sueco Harald Sicheritz no ha sabido captar el ambiente del cine de Bollywood, y no se ha atrevido a introducir bailes o coreografías completas. Se echa de menos esa musicalidad propia de las películas indias, decantándose más por la imitación del modelo Disney en “El libro de la selva”. El niño nativo que sirve de guía a la protagonista es interpretado por Tanay Chheda, uno de los integrantes del reparto colectivo de “Slumdog Millionaire”. Los momentos más divertidos son cuando el chico conduce un “rickshaw” o moto-taxi, o cuando el gran trono dorado del reino expulsa por los aires a los que se sientan en él sin ser legítimos herederos.