Nunca he entendido la importancia que se da a la figura del director deportivo en el entorno de la Real y que el domingo Loren fuera destinatario del descontento de Anoeta porque tengo más información que los aficionados y es insuficiente para determinar si es un buen o mal director deportivo. Empezó con la Real en Segunda, el Sanse en Tercera y el club en Ley Concursal y en la primera temporada que pudo planificar en condiciones mínimamente normales subieron los dos primeros equipos tras fichar un técnico que nadie conocía y jugadores que no supusieron más coste por traspaso que los 500.000 euros por Nsue por ascender.

Lo que más se le criticó fue no renovar a Lasarte, Rivas y Tamudo para apostar por jugadores jóvenes y las dificultades que han tenido para encontrar equipo y el rendimiento de Illarramendi, Iñigo Martínez, Cadamuro, Pardo y Agirretxe, que no contaban para el anterior entrenador, demuestran que aquella decisión fue correcta porque son los que mejor respuesta han dado.

Para todos, la Real tiene una buena plantilla de futuro sin salirse de los parámetros económicos del Consejo y pocos aficionados la cambiarían por la mitad de las plantillas de Primera. Entonces, la planificación de la dirección deportiva no habrá sido tan mala.

El problema es que no hay resultados y la responsabilidad principal es de los jugadores que no rinden a su nivel y del entrenador que no les saca partido y no acierta con unos cambios que le han alejado de los criterios acertados iniciales. La elección de Montanier y la confianza en la plantilla sí es responsabilidad de Loren y al técnico y a los jugadores les corresponde demostrar que no sólo no se ha equivocado el director deportivo, también los demás que confiamos en este grupo. Si se cuestiona a Loren es por confiar en ellos.