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Josu MONTERO Escritor y crítico

Mansamente

 

Y yo que me saltaba las páginas de economía del periódico! Como decía mi abuela: «¡No quieres taza, pues toma taza y media!». ¡Pufff! Apoyo sin dudarlo al líquido filósofo polaco Zigmunt Bauman, cuando hace un par de meses, en la inauguración en Wroclaw del Congreso Europeo de Cultura -¡toma ya!- pidió a los asistentes que dejaran de ver la tele durante los cinco días del congreso para no contagiarse de pesimismo. Ni leer periódicos, propongo yo entusiasmado. «El futuro de Europa depende de la cultura», afirmó tajante Bauman, y se quedó tan fresco. ¡Pues aviaos estamos! Un famoso militar fascista dijo aquello de que cuando oía la palabra «cultura» echaba mano a la pistola. Algún ingenioso político socialdemócrata afirmó que cuando oía esa palabra, donde se llevaba la mano era a la cartera. El caso es que la cartera se ha quedado prácticamente vacía, con el dinerito justo para pagar a tanto funcionario y a tanto gestor de la cosa cultural como abunda por ahí. ¿Por qué no en lugar de cortar y recortar, proceden a limpiar, a diezmar, esas infladísimas estructuras burocráticas en cuyos engranajes es en donde se queda la pasta gansa que debería servir para que la gente pudiera tener acceso no sólo a los productos culturales sino al mismísimo y democrático placer de la creación artística, tan radicalmente enfrentado a la otrora alienante productividad laboral? En la tan moderna y cool Alhóndiga bilbaina -mejor no preguntéis lo que nos sale simplemente su mantenimiento anual-, se está desarrollando la muestra «Quinquis de los 80». Los desarrapados de los barrios miserables de las grandes ciudades respondían con navajas, delincuencia y heroína a la crisis de los 70; para ellos sí que no hubo futuro. Nosotros, más mansamente, tampoco parece que lo vayamos a tener.