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TRAS LAS ELECCIONES DEL 20N

El PSOE abre su pugna interna tras la debacle con un congreso para febrero

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Alberto PRADILLA | MADRID

«Son unos malos resultados que se producen en circunstancias especiales marcadas por la crisis y las fuertes tensiones en los mercados financieros. Lo que procede ahora es que el PSOE afronte una nueva etapa, que la democracia y los compañeros diseñen el proyecto para el futuro de los próximos años». El todavía presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, compareció ayer en calidad de secretario general del partido para analizar la debacle electoral sufrida por su formación y avanzar los próximos pasos de un partido en el que las aguas vienen revueltas. Las primeras medidas adoptadas tras la reunión de la Ejecutiva federal son la convocatoria de un Comité federal para este mismo sábado y la propuesta para realizar el Congreso ordinario en la primera semana de febrero. Será ahí donde las diferentes familias y quienes ya evidencian su intención de relevar a Zapatero midan sus propuestas en uno de los peores momentos de la historia del PSOE.

La comparecencia de ayer fue la primera aparición pública de quien ha liderado al PSOE durante la última década. Y la hizo acompañado por Marcelino Iglesias, secretario de Organización del PSOE, uno de los 37 miembros del cónclave celebrado en Ferraz. El domingo, por el contrario, había sido el candidato, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien se enfrentó a los medios. Lo hizo en solitario, forzando incluso que algunos líderes de su partido abandonasen la sala antes de que él subiese al estrado.

La aparente división generada por la bicefalia entre candidato y secretario general fue rechazada ayer por Zapatero, que aseguró que su relación con Rubalcaba es «excelente», aunque no lo mencionó por su nombre en ningún momento. Puede que sea sintomático que el aspirante frustrado fuese el único miembro de la Ejecutiva que no tomó parte en el almuerzo que siguió al cónclave del partido.

Zapatero asumió la responsabilidad de los malos resultados. Pero insistió en el discurso de que las medidas adoptadas durante los últimos meses (que le han costado buena parte de la popularidad) eran «imprescindibles» para mantener a flote la economía del Estado español. «Hay momentos en los que un partido, un Gobierno, pone por encima los intereses generales», se defendió, asegurando haber tenido «todo el viento en contra» al afrontar los comicios.

No obstante, Zapatero aseguró no haberse sentido «solo» durante este último período a pesar de no haber participado apenas en la campaña electoral del partido que aún lidera. «Siempre he recibido apoyo y estoy agradecido», señaló. Finalmente, Zapatero intentó lanzar una imagen de esperanza asegurando que confía en que el Estado español «superará la crisis, al igual que lo hará el PSOE».

Apartente unanimidad

Para hacer frente al hundimiento que le ha supuesto perder más de cuatro millones de votos, la Ejecutiva del PSOE aprobó de forma «unánime» la celebración del Comité federal para el sábado. Este órgano será el encargado de avalar la propuesta de realizar un Congreso ordinario en la primera semana de febrero. Sobre los plazos, Zapatero consideró un «sinsentido» acelerarlos más para la convocatoria de un congreso extraordinario teniendo en cuenta el futuro calendario. Además, aseguró que todos los miembros de la Ejecutiva comparten esta idea de iniciar la renovación interna «lo más rápidamente posible». Sin embargo, reafirmó que ninguno de sus integrantes ha solicitado su inmediata dimisión ante la fuerte pérdida de peso político.

A pesar de todo, resulta evidente que los próximos cuatro meses serán los últimos de Zapatero como máximo dirigente del PSOE. Aunque lo que está por ver es quién se postula como sucesor. El todavía presidente español aseguró que la reunión de ayer se centró en cuestiones «de urgencia» y que todavía no se han puesto nombres sobre la mesa. Además, recordó que el proceso congresual «no es solo una renovación de cargos» sino que deberá suponer el inicio de un nuevo ciclo.

Alfredo Pérez Rubalcaba es, a falta de que él mismo desvele qué hará con su futuro político, uno de los posibles candidatos. Según fuentes de la Ejecutiva citadas por Efe, todos los miembros del cónclave habrían cerrado filas en torno al candidato y le habrían felicitado por su entrega en una campaña que, en la práctica, se daba por perdida antes de comenzar. Así que el primer indicador para averiguar hacia dónde evoluciona este hombre, siempre vinculado al aparato del partido, será el debate de investidura. En principio, está previsto que Rubalcaba ejerza como líder de la oposición y sea la voz que represente al PSOE en el primer enfrentamiento dialéctico con Mariano Rajoy como presidente español. «Y más adelante, también», aseguraba esta misma fuente citada por Efe. Buena parte los pesos pesados históricos del PSOE se han mostrado partidarios de apostar por la vía Rubalcaba. Entre ellos, el ex presidente andaluz, Manuel Chaves, quien recientemente abogó por dar «un margen de confianza» al ex vicepresidente.

La alternativa Chacón

La otra figura clave en el proceso interno sería Carme Chacón, ex ministra de Defensa y que ya se planteó disputar a Rubalcaba la candidatura a la Moncloa aunque finalmente no forzó la convocatoria de primarias. A su favor está el hecho de que, con su victoria en Barcelona, se ha convertido, junto a Alfonso Guerra en Sevilla, en la única candidata del PSOE que se ha impuesto en su circunscripción. Sin embargo, no maquilla la fuerte caída del PSC, especialmente significativo por ser el granero de votos donde Zapatero se garantizó la victoria en 2004.

Un tercero en discordia podría ser el actual lehendakari, Patxi López, aunque la pérdida de peso del PSE podría restarle fuerza. Además, fuentes del partido citadas por Europa Press aseguraban que López no daría este paso sin contar con el apoyo de Rubalcaba.

La pugna está abierta y, aunque por el momento los miembros de la Ejecutiva se esfuercen en mostrar unanimidad y serenidad, está por ver si Zapatero, como secretario general, o Rubalcaba, como líder «oficioso», mantienen la unidad. El domingo por la noche ya se registraron acalorados debates en la calle Ferraz entre partidarios de ambos líderes. El camino para la renovación ha comenzado. O, como señalaba José María Barreda, ex presidente de Castilla-La Mancha: «Hoy (por ayer) es el comienzo del regreso al futuro».

FUGA DE VOTOS

La directora de campaña del PSOE, Elena Valenciano, ironizó ayer señalando que su partido ha sido «muy socialista» por haber «repartido» votos entre formaciones como el PP, IU y UPyD.

CiU se ofrece a pactar medidas económicas

El cabeza de lista de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, se mostró dispuesto a prestar su apoyo al Gobierno del PP para impulsar medidas encaminadas a superar la crisis económica, aunque dijo que CiU «no se lanzará en brazos» del PP y hará del pacto fiscal su prioridad. Pese a la mayoría absoluta del PP, el asedio de los mercados le llevan a pensar que Rajoy llamará a su puerta en busca de colaboración. La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, aseguró que el nuevo Gobierno dialogará con el de la Generalitat que dirige CiU, pero advirtió de que no lo hará para crear «distorsiones», en referencia a la demanda de un pacto fiscal para Catalunya similar al Concierto Económico. GARA

llama merkel

Una de las primeras llamadas que ha atendió Rajoy fue la de la canciller alemana, Angela Merkel, quien le ofreció una «estrecha cooperación» para resolver los problemas financieros españoles. Abordaron la opción de establecer un mecanismo que presione a los países de la UE incumplidores con los objetivos de la deuda.

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