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Fede de los Ríos

Violencia de género, violencia estructural

La violencia de género persiste entre adolescentes que han crecido con la coeducación, nos dicen. ¿Qué coeducación? ¿La de entregarles un tríptico y darles charlas donde informarles que pegar a las mujeres es una cosa muy fea?

Desde Helena de Troya a Eva la del Paraíso, desde el divertido politeísmo hasta el atosigante monoteísmo, el relato mítico siempre la describe cagándola en el momento más inoportuno. Pobre Paris y pobre Adán. Por aquella, miles de griegos y troyanos perdieron sus vidas; por ésta, todos venimos a este mundo en pecado, el «original», un pecado mortal que condena a los no bautizados en la fe cristiana al fuego eterno.

¿Quién, si no, en la huida de los malos, siempre, hállese en verde pradera o árido pedregal, indefectiblemente se tuerce el tobillo? La mujer, ese ser tonto y torpe de nacimiento. La Mujer, en singular, construida por el discurso patriarcal del que fue creado por Dios a su imagen y semejanza. Es decir, con falo. Por cierto... ¿Qué hará Dios con su polla?

El imaginario masculino no ha sufrido grandes transformaciones. Pese al cambio formal de algunas leyes -conquista de la lucha feminista-, en el ámbito de lo real los usos y costumbres están marcados a fuego por el proceso de aprendizaje de nuestros roles de género. Nosotros no lloramos y ellas, las que visten de rosa, han de dejarse salvar aunque al principio no quieran y, para ello, sea necesario forzarlas.

Si en el siglo XIX el paradigma burgués femenino, como relata la literatura de la época, podía resumirse en ser dama en el salón, reina en la cocina y puta en la cama, ámbitos privados donde las mujeres de la clase dominante estaban presentes, en el XX, con nuevos medios de comunicación como el cine y la televisión, un abanico de posibilidades, en apariencia mayor, se abren para las que soportan medio cielo: damisela en apuros, femme fatale, puta redimida, mater amantísima, neumática pornostar con múltiples orificios a rellenar, anoréxica modelo o ingenua chica sexy deseosa de chico un poquito malo. Vive como quieras, pero en función del deseo de Él.

Nuestras autoridades parecen asombradas por el número de asesinadas por sus novios, maridos o ex maridos. La violencia de género persiste entre adolescentes que han crecido con la coeducación, nos dicen. ¿Qué coeducación? ¿La de entregarles un tríptico y darles charlas donde informarles que insultar a los negros, escupir a los homosexuales y pegar a las mujeres es una cosa muy fea? Mientras por televisión anuncian un muñeco que hace cacas y mocos para delicia de una sonriente niña y se identifican con los participantes de «Mujeres y Hombres y Viceversa» o cualesquiera de los llamados realitys, donde una serie de idiotas morales son introducidos en una casa, isla, corral o lo que sea para demostrar el extremo de decadencia y sexismo al que puede llegar un ser humano.

Vuelven los cómodos tacones de 15 centímetros que te hacen más esbelta para los hombres. Si el maquillaje es fundamental para acudir al instituto, si las tetas, aun de silicona, son imprescindibles para lograr el Paraíso, si la cosificación de la mujer resulta necesaria para lograr la visibilidad ante el varón y lo importante, desde Dios hasta el fútbol, es cosa de hombres, pueden ustedes condenar cada crimen o agresión las veces que quieran.

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