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César Arrondo Universidad Nacional de La Plata, Argentina

Euskal Herria: una nación en pleno movimiento

Hoy se dan unas condiciones excepcionales para llegar a cristalizar los objetivos soberanistas por los que miles y miles de vascos han luchado durante siglos

Los resultados de las elecciones del 20N en Hegoalde son una muestra más del cambio del ciclo político que se vive en Euskal Herria. El mismo, tuvo su inicio en la determinación de la ilegalizada izquierda abertzale, cuando se desarrollaron las asambleas locales, de las que participaron sus adherentes a lo largo o ancho del país y que dieron como resultado que miles de sus militantes decidieran de cara al futuro apostar por las vías políticas, pacíficas y democráticas, para de esta manera lograr resolver definitivamente el conflicto político vasco.

A esta determinación, hay que sumar la vocación de trabajar para hacer país de los militantes y dirigentes de Eusko Alkartasuna, quienes ya en 2009 proponían «en soledad» la creación de un «Polo Soberanista», cuyo propósito era acumular fuerzas abertzales e iniciar un camino por las vías antes enunciadas, para dar solución definitiva al contencioso vasco. Más allá de los magros resultados electorales obtenidos en 2009, militantes y dirigentes de EA continuaron con esta línea de trabajo y con la mano tendida al resto de las fuerzas abertzales, para arribar al objetivo propuesto.

Otros pasos en la misma dirección los dio la organización armada ETA, comenzando por el anuncio de una tregua, continuando por la aceptación del cambio de ciclo político y, en consecuencia, de las mismas vías pacíficas y democráticas, para poder avanzar en una solución dialogada del conflicto vasco. En tal sentido, toda esta evolución de ETA contó con el apoyo permanente de una Comisión Internacional, la que puso a disposición de las partes implicadas en el conflicto su vocación mediadora, y hasta se ofreció a gestionar la disolución y entrega definitiva de las armas de ETA.

La sociedad vasca fue tomando nota de este cambio y de la real posibilidad de vivir en paz, como también de poder ser partícipe de la decisión que les corresponde como ciudadanos y ciudadanas de una nación, a ser protagonistas de la construcción de su futuro. A todo esto, los dirigentes políticos abertzales comenzaron a construir la «herramienta» que posibilite seguir avanzando en la dirección correcta y, más allá de la ilegalización de Sortu, Eusko Alkartasuna, Alternatiba y los abertzales independientes, tomaron el testigo, y construyeron una plataforma política de cara a las elecciones del mes de abril, a la cual denominaron Bildu. La sociedad acompañó con su voto, otorgándole un claro triunfo en la mayoría de ayuntamientos de Hegoalde, la Diputación de Gipuzkoa y el emblemático ayuntamiento de Donostia.

La profunda crisis económica trajo como consecuencia el adelantamiento de las elecciones en el Estado español para el 20N, y en esta oportunidad se dio otro paso importante en la acumulación de las fuerzas soberanistas, con la incorporación de Aralar. En tal sentido, una nueva ilusión se puso en marcha, a la que se denominó Amaiur, y que contó con 333.000 adhesiones en las elecciones del 20N.

La hoja de ruta del abertzalismo soberanista es por demás clara, y se debe continuar en el sendero trazado. En tal sentido, en un gesto de seguir favoreciendo esta acumulación de fuerzas. Además, los siete electos de Amaiur que tendrán voz propia en Madrid, han tendido la mano generosa al PNV y a Geroa Bai, con el fin de dialogar, consensuar políticas y sumar fuerzas, para defender en las Cortes de Madrid los intereses, derechos políticos, de identidad y económicos de Euskal Herria.

El pueblo vasco está viviendo una enorme ilusión, la cual se irá plasmando con la participación y movilización permanente de sus ciudadanos y ciudadanas. En tal sentido hay que seguir tendiendo puentes hacia las otras fuerzas políticas vascas, resultando muy necesario contar con el arropamiento de todos los sectores sindicales, sociales y culturales de Euskal Herria, la Diáspora vasca y la comunidad internacional, para seguir bregando, con el fin de que los partidos políticos de los estados español y francés tomen conciencia y accedan a iniciar un diálogo sin exclusiones, para ir acordando de qué manera se dará solución al conflicto político vasco. Pero no se debe dejar de lado un tema por demás urgente, como es la dispersión de los presos vascos, las situación sanitaria de los mismos, como así también, la revisión de las desmedidas condenas aplicadas en muchos casos.

Eusko Herria es una nación que hunde sus raíces en la prehistoria europea, y ha pervivido y pervivirá sólo por la persistencia y la lucha de su pueblo. Hoy se dan unas condiciones excepcionales para llegar a cristalizar los objetivos soberanistas por los que miles y miles de vascos han luchado durante siglos. En este sentido, es nuestro deber dar testimonio en todos los ámbitos posibles de los derechos que le asisten a la nación vasca y ser consecuentes con nuestros antepasados, muchos de los cuales ofrecieron sus vidas por la libertad de su país.

La tarea no será fácil y habrá que sortear innumerables obstáculos, pero cuando nos encontremos frente a la adversidad o el desencanto, como buenos vascos, tenemos que sobreponernos rápidamente y continuar con la labor planteada, estando siempre convencidos que: «Euskal Herria es una nación y que tiene derecho a la autodeterminación y que nuestro país es tan pequeño, que resulta imposible que no podamos hacerle un lugar en nuestros corazones».

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