Raimundo Fitero
Lo más rentable
En tempos de contabilidad dura, las inversiones televisivas en asuntos deportivos se empiezan a tambalear. La advertencia, o mejor dicho amenaza, de los directivos de la TV3 catalana, de que si hay recortes presupuestarios para el ente, pueden desaparecer los partidos en abierto del Barça en la televisión catalana, es una manera de entender el asunto. El fútbol televisado, que fue declarado de «interés general», fue utilizado por los entes de la Forta para consolidar sus ofertas, para conseguir audiencias (se calcula que el fútbol significa un incremento de casi un punto porcentual en el cómputo general mensual de TV3 que es la que todavía emite partidos) y algún asunto más que no viene al caso, pero a base de convertir un dinero público, en la CAV detraído directamente del Departamento de Cultura, en sobresueldos para futbolistas de élite o para mantener algunos equipos en primera porque eso significa que la ciudad que les da nombre se coloca en el mapa turístico general, además de recibir cada quince días a los seguidores de los equipos contrarios.
Pero claro, cuando se pusieron a hacer cunetas, resultaba que la inversión era muy grande y el retorno de esa inversión muy poco claro. Sucede igual con muchos otros deportes que si no están en cadenas subvencionadas, o en plataformas de pago, es difícil rentabilizar sus costes bastante elevados. Las motos que salen de TVE y van a una privada, será uno de los asuntos a mirar con detenimiento la temporada próxima. Porque ha terminado la de Fórmula 1, otro año más en La Sexta, y no se explican con detenimiento los números, aunque parece claro que le ayuda a mantener unos niveles de audiencia generales, pero en sus retransmisiones, la presión publicitaria es muy fuerte. Los cortes con ventanilla abierta en un lateral nos pueden crispar, pero parece la única solución para mantenerse, y hay que mirar los anunciantes que la soportan para entender que es algo muy delicado. Que no todo parece tan sencillo. Lo que sí está correcto, es el equipo de retransmisión y el tono, que si se quitaran ese forofismo tan descarado sería mejor, pero claro, Alonso, es a Botín, lo que Charlot a bombín.