El ayuno que una amplia representación de los agentes políticos, sindicales y sociales de este país protagonizará entre el 12 y el 18 de diciembre es una muestra de las dimensiones que ha adquirido una reivindicación tan sentida como es la desactivación de la actual política penitenciaria y la libertad de los presos políticos que por ley no deberían permanecer en prisión. Y el hecho de que esa reivindicación ocupe un lugar importante en la agenda de esas organizaciones, a la vez, evidencia aún más la gravedad de la situación en la que se encuentran esos presos y la necesidad de adecuar la política penitenciaria a los parámetros de solución del conflicto. La iniciativa sigue abierta a la participación de otros agentes e invita a la sociedad vasca a participar en la manifestación del próximo 7 de enero en Bilbo, que es previsible suponga un gran paso. Sin embargo, el camino hacia el respeto de los derechos de los represaliados políticos seguirá su curso al día siguiente, con fuerzas renovadas y con la urgencia que la situación requiere. Por eso, la implicación más allá del compromiso verbal de los agentes políticos, sindicales y sociales, y cuando la imprescindible movilización popular va en aumento, es de gran importancia, porque lo es que las actuaciones de esos agentes sean acordes a las inquietudes de la sociedad de la que han de ser reflejo.