Está dando qué hablar el asunto de la exhumación de los restos del dictador Franco. Al PSOE le da por hacer que hace algo respecto a la memoria histórica y los más derechosos se escandalizan.

A «La Razón» no le gusta que hayan propuesto la exhumación 23 días antes de abandonar el Gobierno español. En realidad no le gusta que lo hayan propuesto. José Antonio Vera afirma que «tras el varapalo del 20-N, lo normal es que cualquier político consecuente hubiese aplazado sus decisiones para ponerlas en manos del nuevo Ejecutivo». ¿Será que el nuevo nuevo Gobierno tenía pensado que el Valle de Los Caídos dejase de ser monumento a la victoria fascista? A Vera le da igual «que la tumba del anterior jefe de Estado esté ahí o en cualquier otro lugar» Pues ya está, ¿no? Ah, no, hay pegas: «pero entiendo que no tiene mucho sentido si no existe un clamor popular al respecto». Vaya, ahora la voluntad popular es su primera preocupación. A ver si muestra esa sensibilidad con el clamor popular de los vecinos de arriba.

En la página siguiente, «La Razón» se queja: «La factura de la Memoria Histórica del PSOE: 25 millones en seis años)», y en subtitular afirma que «Desde 2006, las ayudas a víctimas del franquismo han crecido un 90%». Qué despilfarro, con la de asociaciones fachas que apenas sobreviven con míseras subvenciones.

También Luis E. Togores, en el mismo medio, cree que «los españoles tenemos muchos más problemas que pensar qué hacer con Franco». Pues para tener muchos más problemas hay qué ver lo que les preocupa el asunto. Y que nadie se confunda, porque comienza su columna diciendo que «cualquier persona con sentido común podría suscribir» la Ley de la Memoria Histórica. Servidora más bien cree que cualquier persona con sentido común diría que es insuficiente y no repara nada ni tiene como objetivo la verdad y la justicia. Y sin mucho tardar, tras afirmar que «buena parte de los altos dirigentes del PSOE, de los que acusan con el dedo, son hijos de los jerarcas del régimen que tanto denigran», lo cual es cierto, afirma que «en la actualidad lo único que tenemos claro es que el PSOE (de 1936) y la CNT fueron tan culpables de la guerra como los requetés, falangistas y militares sublevados. Y que todo es historia, afortunadamente nada más que historia». Tanto disimulo para acabar enseñando el plumero de esa manera.