El Estado turco marcó el paso a la Liga Árabe y anunció una serie de sanciones económicas contra el régimen sirio, al que acusó de mantenerse en un impasse y proseguir con la represión de la revuelta en el país.

Estas sanciones comprenden especialmente una congelación de los intercambios comerciales y de las relaciones entre los bancos centrales turco y sirio, anunció el ministro de Exteriores neotomano, Ahmet Davutoglu.

Turquía, que ha hecho suyas las amenazas de sanciones de la UE y de los regímenes árabes, suspenderá asimismo su cooperación estratégica con Damasco y bloqueará toda exportación de armas a Siria, así como interrumpirá toda línea de crédito al país vecino.

«Mientras no haya en Siria un gobierno legítimo en paz con su pueblo el mecanismo de cooperación estratégica será suspendido», anunció Davutoglu, quien añadió que medidas similares tendrán como destinatarios «a hombres de negocios conocidos que defienden al régimen» sirio.

Ankara ha anunciado estas medidas en vísperas de la visita, mañana, del vicepresidente de EEUU, Joe Biden.

La compañía pública de refinado petrolero turco Tupras ha suspendido un contrato con la compañía nacional de petróleo siria Sytrol. El contrato, en vigor desde 1995, fue denunciado a principios de noviembre.

Irak y Líbano

La negativa de Irak a aplicar las sanciones económicas anunciadas por la Liga Árabe ha sido justificada por Bagdad en términos económicos.

«Existe un flujo económico entre ambos países, que compartimos frontera común, y una decisión de este tipo tendría consecuencias para los 200.000 iraquíes que viven y trabajan en Siria», justificó el viceministro iraquí de Exteriores, Labid Abbawi. Según las estadísticas de ambos países, los intercambios comerciales deberían alcanzar los 3.000 millones de dólares este año.

Nada al-Juburi, diputado y miembro del comité de Exteriores del Parlamento iraquí, reconoce que «la cuestión no está libre de presiones regionales, representadas por Irán». Y es que Teherán tiene relaciones privilegiadas con el Gobierno chií de Nuri al-Maliki.

Por lo que toca a Líbano, gobernado por una coalición liderada por Hiizbullah -aliado de Irán y de Siria-, su ministro de Economía señaló que aplicará las sanciones aunque no las apoye. La cuestión es que Líbano no tiene intercambios comerciales o de transaciones financieras con su vecino, por lo que su posición es cómoda siempre que no afecte al sector privado de ambos países.

Mientras los Emiratos Árabes Unidos mostraban su esperanza de que Siria eluda las sanciones admitiendo el envío de observadores, la Liga Árabe examinaba la lista de personalidades sirias sobre las que pesaría la prohibición de viajar y la congelación de sus cuentas bancarias, para su aprobación en una cumbre el sábado en Doha.

El régimen sirio lleva a cabo en los últimos días reuniones para analizar, y en su caso minimizar, el impacto de estas sanciones, que sin duda afectarán al estado de su economía.